Es verdad que en cualquier organización se deben eliminar los prejuicios de género que puedan existir en su interior, desaparecer las preferencias, simpatías y empatías hacia el hombre que terminan por impactar en el desarrollo profesional de la mujer.
Para comenzar a imaginar futuros con igualdad de condiciones es necesario cambiar el sistema de creencias de todas las personas que integran nuestros ambientes de convivencia, en la casa, en la escuela, en el trabajo, y en la vida pública en general.
Así como el ejercicio del censo en un país se realiza periódicamente, en un principio este mismo es obligatorio para una empresa y así conocer la distribución de la población laboral en cuanto a género y posición existe en su organigrama. Pero ¿qué hay de las capacidades, habilidades y aptitudes que cualquier colaborador, sin importar sea hombre o mujer, deba tener y así desempeñar su labor de manera eficiente?
No por ser equitativa, una organización debe promover a las personas solo por su origen o género. En diversas ocasiones esto acaba por ser poco productivo y afectar los resultados de la empresa. Y aunque esto ya es un tópico recurrente en las áreas de recursos humanos y poco a poco se va a avanzando, poco se habla o discute sobre los mecanismos para lograrlo.
Sin duda todavía falta camino por recorrer para alcanzar una igualdad de género. Pero para una organización y el buen funcionamiento de su modelo de negocio, no únicamente hay que poner atención en la equidad laboral por género, es muy importante considerar las competencias laborales de las y los candidatos a desempeñar cierta labor dentro de la empresa.
¿Cómo logramos esto?, ¿cómo le hacemos para no inclinarnos de uno a otro género simplemente por querer obtener una equidad? Con datos. Son los datos que proporcionan diversas herramientas los que permiten a la organización seleccionar y reclutar al candidato ideal, sin importar el género; a implementar diversas estrategias y actividades que influirán en la formación profesional, a cumplir sus objetivos, a trabajar en equipo, hombre y mujer. Todo en beneficio del modelo de negocio de la empresa y, por ende, de la sociedad en general.