Antes de que la pandemia impactara, los mayores retos de Waze y su aplicación social de tránsito y navegación asistida por GPS en México parecían ser cosa del pasado. De ser un mercado poco prioritario para la compañía israelí –adquirida por Google en 2013–, pasó a ser su cuarto mayor aportador de ingresos.
El COVID-19 impuso una tendencia, el confinamiento, con clases virtuales y trabajo en casa, que iba totalmente en contra del espíritu del negocio de Waze: el de la movilidad. Para Anasofía Sánchez, directora de la firma en México, este confinamiento puso sobre la mesa el desafío de mantener la plataforma en la posición que había alcanzado a partir de su llegada, en 2018, en un momento en el que quedarse en casa es la norma.
Pero contra todo pronóstico, lo logró. Pese a una pérdida de 80% de su inventario, Sánchez implementó una estrategia que circuló por dos verticales: continuar con una labor de marketing con las agencias de publicidad para seguir atrayendo la promoción de las empresas que podían permitírselo y, a la vez, educar a las compañías sobre el potencial que tiene la publicidad digital. “Cuando hablas de digital y de retail, que es una de nuestras verticales más fuertes, automáticamente uno piensa en e-commerce”, explica la directiva.