En la tercera sesión del curso de liderazgo al que se apuntó Valeria Carrasco una vez que salió de la licenciatura de Economía, para apuntalar su preparación y colocarse con mayor rapidez en el mercado laboral, ella y las otras ocho alumnas que asistían, todas mujeres, oyeron como su instructor les recomendaba, con cierto énfasis, no mostrar sus emociones si su objetivo era liderar equipos en un futuro.
A la joven, el mensaje le sorprendió. "¿Por qué no mostraría mis emociones, por qué nos siguen preparando para hacer como que no sentimos o que no tenemos una opinión o problema con algo? Sé que mi carrera profesional no ha despegado, pero hasta yo sé que no quiero repetir errores que llevaron a otras generaciones a hablar sobre salud mental", cuestiona.
Es el gran tema que tienen pendiente gran parte de las empresas, asegura Adriana Ortiz, psicoanalista y autora del libro 'Mujeres Poderosas'. La salud mental de su plantilla y el trabajo en el desarrollo de la inteligencia emocional se ha convertido en clave. Y ya no puede ser solo parte de una conversación, la pandemia ha demostrado que hay que tomar acciones.