Chihuahua y sus cuidadoras indígenas
La falta de acceso al empleo que viven las mujeres indígenas en México vuelve mucho más complicada su realidad, señala José Nabor, secretario ejecutivo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
"Del promedio nacional, 76% sigue reportando situación de pobreza; de ese total, 41% se encuentra en situación de pobreza moderada y 35% en pobreza extrema, es un tema que desafortunadamente aún sigue prevaleciendo de manera importante", contextualiza Nabor.
Que las mujeres indígenas no tengan acceso al empleo no sólo afecta los niveles de pobreza, también repercute en los trabajos de cuidados, pues la mayoría de ellas se dedica a estas labores de manera informal y sin remuneración. Y existen indicadores que permiten visualizar las brechas sociales que viven las mujeres indígenas, como que 57% está integrada a la población económicamente activa contra 87.5% de hombres indígenas.
Rosalinda Guadalajara y María García son dos mujeres indígenas que narran sus experiencias en busca de una mejor vida en Ciudad Juárez, Chihuahua, una ciudad a la que llegaron en calidad de desplazadas.
Al poniente de la ciudad fronteriza con Estados Unidos, y sobre las faldas de un cerro, emergió un asentamiento que tiene aproximadamente 25 años de antigüedad, de acuerdo con la investigadora
Martha Estela Pérez
. Se convirtió en el hogar de 97 familias rarámuris y es conocido como la colonia tarahumara.
Rosalinda Guadalajara es originaria de la localidad Tehuerichi, aproximadamente a 559 kilómetros de esta colonia, y vive ahí desde hace 26 años. Ella fue siriáme (gobernadora) durante siete años, pero desde hace cuatro trabaja en el Instituto Municipal de las Mujeres (IMM) motivada por seguir ayudando.
Ahí su tarea principal es ser el enlace con las comunidades desde la coordinación del área de atención indígena y siempre tiene en mente el bienestar de la comunidad, en especial de la rarámuri. "Hay que hacer acompañamiento, dar consejos a la familia. Tienes que fungir como psicóloga, como asesora, como intermediaria en cuestiones de educación, la salud, falta de viviendas, o cuando tienen un problema legal", explica en entrevista.
Ella describe el trabajo como un cargo complejo sin una remuneración. "Gastas tu propio recurso para hacer todas esas clases de trámite, el acompañamiento que se requiere a la comunidad o alguna familia", dijo.
En los hogares indígenas de Chihuahua, las mujeres son mayoría. En la entidad hay 79 mil 374 frente a 78 mil 297 hombres, según los resultados del
Censo de Población y Vivienda 2020
.
Muy cerca de la colonia tarahumara está la ampliación Plutarco Elías Calles, donde se ubica una parte de la comunidad mixteca de Oaxaca que ha emigrado a Ciudad Juárez. Ahí, María García representa, desde hace tres años, a las personas de San Andrés Montaña, y es integrante de la Red de Pueblos Indígenas de Juárez (RPIJ).
En entrevista frente al puesto de tacos donde trabaja narra que en la colonia que se formó hace 30 años, ahora habitan alrededor de 40 familias.
Considera que las labores de cuidado son una responsabilidad comunitaria o familiar. Cuenta que cuando una persona mayor está enferma y requiere atenciones específicas, «los hijos se tienen que hacer responsables de los papás o del familiar que esté… o sea, en nuestras costumbres no los abandonamos. Si el papá es mayor, si tiene algún problema, la familia es la que se hace cargo».
Pero los cuidados no sólo deben recaer en la comunidad. Para esta representante también es fundamental que regresen programas que brinden información y atenciones en cuestión de asistencia a la salud. "Yo tengo que cubrir las necesidades que tenga mi comunidad, pero ojalá que algún día sean escuchadas. A lo mejor son sueños, pero un día se puede lograr", dice.