En la actualidad, los equipos directivos de las empresas son cada vez más variados y se observa la participación de una mayor cantidad de mujeres en puestos de toma de decisiones. Sin embargo, aún persiste una brecha de género marcada en temas clave como el acceso equitativo a oportunidades de crecimiento, la representación en sectores estratégicos y la valoración del liderazgo femenino en términos de salario, visibilidad y credibilidad.
De únicas a guías. Mujeres inspirando e impulsando a otras mujeres

Debido a lo anterior, resulta imperante resaltar un "nice to have" que tienen muchas empresas: la mentoría hacia las mujeres. A menudo se percibe como un gesto simbólico de sororidad corporativa, cuando en realidad es una herramienta poderosa para abrir camino, porque no basta con que algunas mujeres lleguen a la cima sino crear escaleras para las que vienen detrás.
La soledad de llegar "primera"
Cuando llegué a mi primer puesto directivo, experimenté algo que ahora tiene nombre, “el síndrome de la única”. Miraba alrededor de la mesa de juntas y era la única mujer, lo preocupante es que en muchos espacios lo sigo siendo. Todos los códigos no escritos, las discriminaciones y segregación, las faltas de respeto y omisiones, han sido algunos de los retos en mi desarrollo profesional.
Resulta alarmante que estas mismas situaciones las viven miles de mujeres todos los días en México. Llegamos a espacios de liderazgo sintiendo que tenemos que descifrar las reglas del juego solas, como si fuéramos las únicas en intentarlo. Sabemos que el liderazgo per sé se lleva en solitario, ahora imaginen ser la primera mujer y la única.
Algunos datos para reflexionar: la ONU estima que para lograr la equidad de género en el mundo faltan 130 años; además, sólo el 38.9% de los puestos de alta dirección están conformados por mujeres, y el 13% de los asientos en los consejos de administración están ocupados por ellas.
El poder de las mentorías
Hoy sabemos que el 59% de las mujeres en puestos directivos señala que tuvieron una mentora en algún momento de sus carreras. Esto me dice dos cosas: primero, que la mentoría funciona. Segundo, que ha sido un privilegio de pocas, no una estrategia sistemática.
Hemos dejado el desarrollo del liderazgo femenino al esfuerzo solitario de algunas pioneras, en lugar de convertir las mentorías en una estrategia deliberada y escalable.
Para una mujer con potencial de desarrollo profesional contar con una mentora resulta inspiracional y catalizador, porque logran capitalizar el conocimiento trasmitido de las experiencias con empatía y entendimiento de las vivencias.
¿Por qué esto importa más de lo que cree el sector empresarial?
Las empresas que piensan que la participación de la mujer es solo un tema de imagen, están perdiendo millones. No se trata solo de cumplir con una cuota para verse incluyentes, se trata de negocio. Los equipos diversos toman mejores decisiones, detectan riesgos con mayor precisión y desarrollan soluciones de maneras más creativas.
Los estudios demuestran que las empresas que cuentan con mujeres en la toma de decisiones son más productivas y aumentan la rentabilidad. Se habla de que de existir una mayor participación de las mujeres como líderes en el sector productivo, se tendría un incremento sustancial en el PIB mundial.
La pregunta ahora es, ¿cómo empezar? Aquí algunas recomendaciones de equidad de género para llegar a las mentorías:
- Contar con liderazgos comprometidos.
- Establecer políticas institucionales de equidad de género.
- Permearlo en la cultura organizacional.
- Generar un programa anual de mentorías hacia las mujeres.
- Realizar un seguimiento de impacto y cumplimiento del plan de crecimiento profesional.
La responsabilidad del liderazgo
Mi visión es que las mujeres que son líderes perciban la responsabilidad de trasmitir su invaluable conocimiento hacia las mujeres y a las nuevas generaciones. El futuro que me gustaría ver es uno donde ninguna mujer tenga que navegar sola, y donde el "yo te respaldo" sea lo usual.
Pensar en mujeres que dejen de ser las únicas para convertirse en las primeras que abran el camino, a ser guías y mentoras, es clave para impulsar la llegada de más mujeres a los espacios de decisión, a ser líderes e inspiración de otras. Sigamos construyendo escaleras con caminos equitativos para las mujeres.
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Nota del editor: Paola Solórzano es fundadora y CEO de ACSI Research. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.
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