“Las mentorías son un ciclo virtuoso: quienes reciben apoyo para crecer y superar barreras, luego devuelven el favor guiando a otras mujeres a hacer lo mismo”. Loreto Zumalacarregui, coordinadora del programa de mentorías de Mujeres en Tech, describe así el impacto de estas relaciones en un sector donde las mujeres representan solo el 25% de la fuerza laboral.
La baja participación femenina se combina con una serie de barreras estructurales: en México, las mujeres solo ocupan el 26% de los puestos de tecnología y su ausencia en posiciones de liderazgo es enorme. Además, la brecha salarial se mantiene en 18.8%, muy por encima del promedio de los países de la OCDE. En este contexto, solo 1 de cada 10 empresas de tecnología es liderada por una mujer, lo que refleja la profunda desigualdad de género en este ámbito.
Las cifras preocupan, pero las iniciativas para revertir esta tendencia también empiezan a generar resultados. El programa de mentorías de Mujeres en Tech, diseñado junto a la consultora SSpark, ha impactado a más de 2,000 mujeres y estudiantes de carreras STEM, creando un espacio de crecimiento donde las participantes no solo reciben apoyo técnico, sino que también ganan seguridad y confianza para enfrentar un entorno profesional adverso.
El 75% de las ejecutivas que han tenido mentoras atribuyen parte de su éxito a estas relaciones, y las mujeres que participan en programas similares tienen cinco veces más probabilidades de obtener ascensos y mejoras salariales, según la consultora Gartner.
La importancia de iniciativas como estas se agrava cuando se consideran las dificultades que enfrentan las niñas para siquiera imaginar una carrera en tecnología. Datos del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres) revelan que el 95% de las niñas en México no ve a la ciencia o tecnología como un camino viable para su futuro(
Si a esto se suma el hecho de que el acceso a tecnología sigue siendo desigual, con mujeres en comunidades rurales excluidas del desarrollo digital, el panorama se torna aún más complejo.