Publicidad
Publicidad

El costo de opinar. El desafío de hablar sobre feminismo hoy

La polarización ha secuestrado un tema que nos afecta a todos, transformando el diálogo en trincheras y reduciendo la complejidad de la lucha feminista a una sucesión de consignas enfrentadas.
vie 14 marzo 2025 05:55 AM
El costo de opinar. El desafío de hablar sobre feminismo hoy
El reto no está en ganar una guerra digital contra el antifeminismo, sino en recuperar el terreno del diálogo y la matización. No basta con denunciar el ruido, hay que generar espacios donde la conversación sea posible, apunta David González Natal.

Hubo un tiempo en que el debate sobre igualdad era una ventana abierta. Un espacio en el que coincidían miradas distintas, donde la convergencia de experiencias permitía construir soluciones compartidas. Hoy, esa conversación se ha convertido en un campo de batalla. La polarización ha secuestrado un tema que nos afecta a todos, transformando el diálogo en trincheras y reduciendo la complejidad de la lucha feminista a una sucesión de consignas enfrentadas.

Publicidad

Esto tiene consecuencias palpables. En México, el interés en la igualdad y el feminismo ha caído un 36% en los últimos tres años, aún cuando la conversación feminista sigue siendo de las más activas de la región, con un 19% más de participación que el promedio. En las redes sociales, donde el debate podría ampliarse, la conversación sobre feminismo se ha vuelto más hostil, en muchos países, más del 60% de las expresiones contrarias al feminismo no buscan debatir, sino ridiculizar y atacar con insultos como "puta" o "gorda". En este ambiente, la agresividad ha reemplazado al análisis y el desprecio ha ocupado el espacio del diálogo.

No sorprende, entonces, que cada vez haya más personas que prefieren retirarse del debate. En un entorno donde el insulto reemplaza al argumento y la ideologización extrema contamina cualquier intención de entendimiento, el costo de opinar se ha vuelto demasiado alto. Y esa es, probablemente, la mayor victoria de quienes rechazan la igualdad: hacer que quienes la defienden prefieran callar.

En definitiva, un retroceso que no podemos normalizar. El feminismo, así como otros movimientos como el LGBTIQ+, ha transformado nuestras sociedades no por la imposición de un discurso, sino por su capacidad de movilizar, persuadir y evidenciar que la igualdad no es una amenaza, sino un avance. Hoy, más que nunca, necesitamos recordar eso.

El reto no está en ganar una guerra digital contra el antifeminismo, sino en recuperar el terreno del diálogo y la matización. No basta con denunciar el ruido, hay que generar espacios donde la conversación sea posible. Necesitamos narrativas que emocionen sin perder profundidad, discursos que sean accesibles sin caer en la simplificación y, sobre todo, una voluntad real de tender puentes en un momento en el que las divisiones parecen irreparables.

Publicidad

El feminismo no ha llegado hasta aquí para convertirse en una consigna atrapada en el algoritmo de la indignación. Ha sido, es y debe seguir siendo un motor de cambio. Pero para que eso ocurra, necesitamos que más personas vuelvan a atreverse a hablar. Porque si dejamos que el miedo al ruido nos silencie, habremos perdido mucho más que una conversación: habremos renunciado a la posibilidad de seguir avanzando.

____

Nota del editor: David González Natal es Socio y Director General para Latinoamérica Norte de LLYC. Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente al autor.

Publicidad

Tags

OpiniónMujeresRedes sociales

Health Café

Publicidad