Esta experiencia me marcó tanto que provocó que me capacitara y certificara en el tema, por eso, ahora con más conocimiento, quiero escribir sobre esto, ya que afecta a miles de mujeres, parejas y familias en todo el país.
Los trastornos del sueño infantil no solo pueden repercutir en quien lo padece, sino también en las dinámicas de vida de los padres y todos los involucrados en el entorno del niño. Si no es tratado adecuadamente, un trastorno puede tener implicaciones profundas en la vida durante la etapa adulta, y por ende, en su capacidad para desarrollarse plenamente tanto en la vida profesional como en la personal.
El sueño es un estado natural y reversible de descanso que ocurre en ciclos, se caracteriza por una disminución de la conciencia, la actividad motora y la percepción sensorial, en concreto: es una necesidad biológica fundamental, por eso, al tener problemas para conciliarlo a través de un trastorno, ya sea incluso afectando o variando los espacios de tiempo que podemos destinar a esta actividad, es que el esquema completo del cuerpo y el cerebro se ven afectados.
En México, se estima que hasta un 30% de los niños en edad escolar enfrentan trastornos de sueño que pueden ir desde el insomnio hasta la apnea obstructiva del sueño. Esto no solo afecta -casi- de inmediato su rendimiento académico, sino también su capacidad de aprendizaje, la regulación de sus emociones y la construcción del sentido de autoeficacia, tan indispensable para formar personas capaces e independientes.
Cuando los ciclos de sueño se interrumpen constantemente, los niños no logran almacenar de forma eficiente la información, algo que de no ser tratado a tiempo, puede desencadenar problemas que afecten habilidades críticas, por ejemplo, en un entorno laboral se traduce a afectar la toma de decisiones, la resolución eficiente de problemas e incluso la creatividad.
La falta de sueño también es capaz de interferir en las habilidades para manejar el estrés, mostrar mayor resistencia ante escenarios de cambio y restringir la adaptabilidad, (cambio de casa, de trabajo, de rutina, etc.), y si bien hablar de productividad es algo que pudiera parece ser ajeno en la etapa infantil, a largo plazo puede manifestarse como fatiga crónica repercutiendo en dificultades para sostener carreras estables.
Pero… ¿Qué podemos hacer para ayudar a los niños que padecen algún trastorno de sueño? La buena noticia es que nunca es tarde para comenzar a regular, por ahora te recomiendo estas dos primeras acciones prácticas y eficientes, que aunque pueden parecer básicas, resulta que son clave para garantizar un desarrollo integral.
Primero: puedes crear un ritual nocturno, dedica de 20 a 30 minutos antes de dormir, para realizar con ellos actividades relajantes, como escuchar música suave o leer un libro, esto facilitará la transición del estado de alerta al de reposo, ayudándoles a conciliar un ciclo de sueño más reparador.