Pues bien; mi columna de hoy está dedicada a los hombres y al patriarcado, ¿se pueden separar uno del otro?
Actualmente hay grupos de hombres que buscan deconstruir el patriarcado; esto se ve con mayor frecuencia en Europa y Estados Unidos, muchísimo menos en países latinoamericanos y prácticamente nulo en las naciones árabes en donde las mujeres son objetos que pertenecen a sus padres antes de pasar a su futuro propietario, su “marido”. En fin, hablemos de nuestra región.
Cuando pienso en el concepto de la deconstrucción del patriarcado en América Latina, mi mente lo concibe como la caricatura de un hombre haciendo labores que antes se consideraban puramente femeninas (lavar, barrer, planchar, cocinar, etc.). Pero considero que el tema es mucho más complejo que eso; la brecha entre hombres y mujeres en todos los aspectos es todavía abismal.
Afortunadamente las generaciones actuales de mujeres han encontrado la forma de hacer valer sus derechos y ser escuchadas, con voz fuerte y clara, pero a pesar de esto las diferencias siguen ahí. Y ojo amigos, los hombres no pueden ser feministas, esto solo nos va a las mujeres; los hombres pueden ser un apoyo importante y acompañantes del feminismo, lo cual agradecemos, pero nada más.
Entonces ¿qué está pasando? Pareciera que entre más luchamos por el feminismo, el número de feminicidios aumenta. ¿Es acaso una violenta respuesta de los hombres para evitar que muera el patriarcado?
Sí, me queda claro y lo digo con tristeza: a mi generación no le tocará ver la abolición del patriarcado; aún queda un larguísimo y arduo camino por recorrer para que suceda, y para ello se requiere congruencia y compromiso.
Reconozco que las mujeres hemos logrado grandes avances en materia de feminismo y tenemos detrás de nosotras a las nuevas generaciones que empujan fuertemente. Pero también creo que así como avanzan, retroceden y se contradicen, y para muestra basta un botón; celebran y ponen de moda música como el reggaeton, lo cual me parece incongruente. Aquí hago una breve reflexión; hoy en día vemos a feministas muy confundidas, cantando y aplaudiendo un género musical que cosifica a la mujer, entonces, ¡decídanse! O exigimos igualdad o cantamos que nos usen, pero ambas cosas, ¡imposible!
Creo que tenemos que romper con muchas cosas y no permitir otras miles para considerar darle carpetazo al patriarcado. De inicio, las mujeres debemos asumir también nuestra parte de responsabilidad; tenemos que abolir muchos vicios en la educación de los hijos, como “los hombres no lloran”, o “lloras como niña”, entre muchas más, y sobre todo que ellos vean una pareja congruente que comparte con equidad la educación de los hijos e igualdad en los trabajos.
Para mí, uno de los mayores frenos que impiden la abolición del patriarcado es el discurso de que la sociedad se está desmoronando y que los valores familiares se han perdido, a raíz de que las mujeres trabajamos y no atendemos a los hijos.
Me parece absurdo adoptar esta idea. ¿Cuántas mujeres conocemos que trabajan y no dejan de ser madres presentes, y destinan tiempo de calidad a sus hijos? Y antaño, ¿cuántos no tuvieron mamás de tiempo completo (en cuerpo nada más) viendo telenovelas, hablando por teléfono o haciendo otras labores que nada tenían que ver con ser madres? Un ser aplastado en el sillón, no era gracia.
Hoy veo a mujeres que, aunque no pueden estar “full time”, sí les dan atención de calidad a sus hijos, mucho más valiosa que las mujeres que estaban, pero no estaban, o las que vivían gritando todo el día porque se sentían frustradas por no tener vida propia, pero eso sí, cuando llegaba el marido de trabajar, tenían una larga lista de acusados.