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No todas las mujeres quieren ser mamás

Este 10 de mayo es la fecha ideal para dejar a un lado la celebración de la maternidad y reconocer la libertad de las mujeres para elegirla y disfrutar no tenerla, si esa fue su elección.
vie 10 mayo 2024 06:07 AM
No todas las mujeres quieren ser mamás
No todas las mujeres quieren ser mamás, pero lo que sí queremos todas es vivir en un mundo en donde las mujeres que vienen detrás de nosotras no tengan que pasar por las violencias, prejuicios y estereotipos que nos tocaron a nosotras, apunta Joselyn Castro.

A pesar de los avances de la Inteligencia Artificial, de la revolución que representó el home office para la flexibilidad del trabajo y de las prácticas wellness que inundan nuestro ajetreado estilo de vida, algo que poco (o casi nada) ha cambiado en los último siglos es el constructo social de la maternidad y el cuidado de los hijos.

Desde el año cero, y desde que la maternidad comenzó a tomar forma, ha estado asociada a una especie de sacrificio. La buena madre es quien sacrifica su belleza, su juventud y su cuerpo por sus hijos; pero no acaba ahí, también tiene que sacrificar su tiempo, su dinero, su carrera profesional, en pocas palabras su vida. Y socialmente eso está bien visto, tan es así que una madre que renuncia a todo, hasta a ella misma es considerada una buena madre, incluso al día de hoy.

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Esa carga sociocultural es la que ha alejado a muchas mujeres de los altos puestos de trabajo y de tener una mayor presencia en la dirección de las compañías, el famoso “escalón roto”. Lo más preocupante, es que estas mujeres declinan por voluntad propia a estos puestos porque les demandan más tiempo, y si hay algo que en definitiva no les sobra a las mamás es tiempo.

La elección de no ser madres de muchas mujeres obedece a un sinfín de razones, y todas ellas son igualmente válidas. Sin embargo, quienes optan por esto también experimentan una presión social tremendamente abrumadora, que muchas veces comienza desde la propia familia, principalmente cuando una mujer entra a sus treintas y parece que el reloj biológico de la maternidad da sus últimas campanadas.

Una mala mujer

Aunque cada vez los esquemas de trabajo son más flexibles y las empresas más empáticas es interesante ver que dentro de las dinámicas laborales la elección o no de la maternidad sigue presente en muchos aspectos, desafortunadamente para nosotras en prejuicios, burlas y violencias principalmente.

Hace tiempo platiqué con dos mujeres líderes de la industria financiera sobre temas de equidad y recuerdo que las dos coincidieron en que al empezar a asumir roles de liderazgo, uno de los comentarios que más escuchaban de compañeras no presentes en las reuniones era: “Uuh, ya se fue porque tiene que cuidar el niño”, “se fue temprano porque tiene que ir por los hijos”, con total burla y desenfado, cuando muchas veces ni siquiera se tomaban la molestia de preguntar si de verdad esa mujer tenía o no hijos. Quienes hacían estos comentarios (hombres) asumían que ese era el motivo por el que se iban y en caso de ser cierto, ¿no veo dónde está la gracia de asumir el doble rol de ser madre y trabajar?

Mamás perrunas

Algo similar pasa con quienes deciden no tener hijos. Las persigue un estigma de mala mujer por renunciar a la maternidad que toca todos los aspectos de su vida, incluido el ámbito laboral, porque por un lado tenemos una sociedad de dos caras con las madres: que las lleva a comer el 10 de mayo y las llena de flores; pero que al mismo tiempo les pide trabajar largas jornadas y ser exitosas, para llegar a casa y hacer labores domésticas. Esa es la misma sociedad que pone el éxito de la mujer en dos escalones: una carrera exitosa y una familia con hijos.

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Esto ha ido cambiando poco a poco. Hoy, hay muchas más mujeres que sin tener hijos se sienten plenas, o que ven en sus mascotas su rol de mamá perruna o mamá gatuna; mientras las redes sociales enloquecen con acalorados mensajes a favor y en contra.

Sin ánimo de echar a perder el festejo este 10 de mayo, pero es la fecha ideal para dejar a un lado la celebración de la maternidad y reconocer la libertad de las mujeres para elegirla y disfrutar no tenerla, si esa fue su elección. Es además un recordatorio para las empresas, y para la sociedad, de que ser mamá no es motivo de festejo, sino un llamado a la acción para romper las brechas de género que tanto nos afectan.

No todas las mujeres quieren ser mamás, pero lo que sí queremos todas es vivir en un mundo en donde las mujeres que vienen detrás de nosotras no tengan que pasar por las violencias, prejuicios y estereotipos que nos tocaron a nosotras.

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Nota del editor: Joselyn Castro es Líder del Proyecto Apolo Mujeres. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna corresponden exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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