Luego, antes de que naciera mi hija, solicité un puesto en una empresa en Atlanta, donde vivo. Aunque me ofrecieron un puesto de alta responsabilidad, su falta de flexibilidad para permitirme continuar con mis estudios de MBA me llevó a rechazar la oferta al darme cuenta de que no habría tiempo para mi familia.
En estos ejemplos, mi elección fue ser la mejor madre y no la mejor profesional. Sin embargo, las decisiones que he tomado en los últimos años no siempre priorizaron a mis hijas.
Hubo un tiempo en que mi esposo y yo viajábamos constantemente por trabajo, lo que nos llevó a una rutina agotadora y poco beneficiosa para nuestra familia. Me di cuenta de que esa rutina no podía estar bien cuando una de mis hijas estaba desarrollando ansiedad por los viajes. En ese momento, necesitaba volver a ser mamá y por suerte pude dejar de trabajar.
Sin embargo, esta decisión también me llevó a darme cuenta de que no quería sacrificar mi carrera. Fue entonces cuando decidí que debía encontrar un equilibrio entre ser madre y profesional. Cuando me entrevistaron para mi trabajo actual, una empresa de tecnología de cadena de suministro y comercio unificado, me preguntaron si tenía alguna red flag.
Respondí que soy madre soltera de lunes a viernes porque mi esposo viaja mucho, y que necesitaba un entorno laboral que comprendiera y apoyara esta situación. Era un riesgo, pero también una apuesta para conseguir el trabajo que necesitaba. Ya no podía sentir que estaba en deuda constante con mi familia y con mi identidad profesional. Han pasado más de tres años y ¡funciona!
Desafortunadamente, la realidad del mercado laboral es dura con las mujeres y con las que son madres, es aún peor. Las mujeres enfrentan desigualdades en el ámbito laboral, lo que a menudo se traduce en discriminación y en una brecha salarial persistente. Es fundamental tener condiciones laborales dignas para lograr un equilibro entre el trabajo y la familia.
En mi camino por la maternidad, he adquirido aprendizajes importantes. Hace poco leí un libro de educación familiar titulado Good Inside, de la psicóloga Becky Kennedy en el que menciona que todos nosotros, tanto padres como hijos, somos "buenos por dentro" y siempre hacemos lo mejor que podemos con los recursos disponibles en cada momento. Esto se ha convertido en mi mantra y lamento no haberlo conocido antes.