Tengo grandes enseñanzas de mi Tita, quien siendo una mujer que toda su vida vivió en la playa, un día por temas de salud tuvo que venir a la Ciudad de México, lo cual cambió radicalmente todo su mundo. Dejó la brisa del mar y las caminatas al atardecer para vivir en una casa habitación, que, si bien era confortable, no tenía una vista tan majestuosa como lo es la inmensidad del mar; además de que ya no era posible salir con tanta facilidad a dar sus caminatas por las tardes y saludar a viejos conocidos.
Sin embargo, ella encontró siempre el lado positivo y se adaptó a su realidad. Tenía mucha fuerza de voluntad para seguir al pie de la letra cada una de las instrucciones de su doctor y lo que más me sorprendió es que le encontró la magia a vivir en la jungla de asfalto.
Mi madre solo tuvo la oportunidad de estudiar hasta la secundaria y decidió dejar su pueblo para buscar mejores opciones de vida para ella y para mí. Siempre tuvo presente que sus hijas algún día asistirían a la universidad y tengo que reconocer que fue muy tenaz y persistente en sus objetivos; gracias a eso soy la primera mujer en la familia que ha concluido una licenciatura y actualmente cuento con una maestría. Mi madre siempre fue mi confidente y quien me impulsaba para dar mi mayor esfuerzo, sin importar lo complicada que pudiera ser la situación.
Es un hecho que todas y cada una de nosotras tiene grandes mujeres como referentes en nuestras vidas, las cuales pueden ser familiares, amigas, compañeras de trabajo o sólo conocidas y las cuales nos han inspirado y han aportado para que la equidad de género sea cada vez mayor.
Si bien es cierto que hay mucho camino por recorrer para alcanzar la equidad de género, también lo es que los avances han sido importantes y ahora podemos ejercer casi cualquier profesión que históricamente sólo eran realizadas por hombres, tales como: bombero, soldado, contador, taxista, abogado, artes marciales mixtas, entre otras; podría seguir listando más ejemplos, pero para no limitarnos se podría decir que podemos ejercer lo que deseemos; solamente obteniendo la capacitación correspondiente.
Todo esto ha sido posible porque han existido mujeres con la valentía de hacer algo diferente, de luchar por sus ideales y objetivos, que han sacado ventaja de su realidad y que han inspirado a otras a hacer lo mismo o más.
Es nuestro deber continuar construyendo desde las bases que nos han forjado y aportar desde cualquiera que sea nuestro rol en la sociedad: