Y ¿qué tal el término ‘normalizar’? Una de esas palabras que, por la brecha generacional, los baby boomers y generación X no comprendemos del todo, pero que nos afecta en grado supremo a las mujeres.
Para entenderlo mejor, normalizar es convertir en habituales y en común denominador, ciertos comportamientos e ideas a través de repetición, ideologías, propaganda u otros canales, al grado de ser consideradas naturales, y se dan por sentado sin cuestionamiento.
Te voy a poner un ejemplo muy simple, de lo que las mujeres vivimos diariamente.
En alguna ocasión, mi grupo de socias y yo hicimos un pitch de negocio a un importante asesor empresarial, un hombre mayor. Cuando terminó el meeting nos dijo ‘antes de dar mi opinión, quiero decirles que es un gusto estar en una reunión con mujeres tan guapas’ y comenzó a elogiar de cada una, a enumerar lo que le parecía una atributo atractivo, físico o de personalidad. Desde su punto de vista nos halagaba. No, no fue así.
Fue incómodo y fuera de lugar. Pero ninguna se atrevió a decir algo; lo justificamos pensando que tal vez eran piropos. La única que al final se animó a comentarlo entre nosotras, fue la más joven del equipo. Es decir, la más chica nos dio una lección.
Veamos la otra cara de la moneda; yo he tenido muchas juntas de trabajo con jóvenes atractivos, compañeros y empleados, que seguramente no me dirían nada por ser su jefa, pero mi posición jerárquica no me da derecho a decir ‘¡ay! me encanta trabajar con chavos tan atractivos’, ‘Paquito, hoy te ves especialmente guapo’, ‘Juanito, esa camisa resalta las líneas de tu cuerpo’. Inconcebible, ¿no?, NO ES NORMAL.
Los piropos son un ejemplo de los que se ha normalizado y no tiene por qué ser así. Estoy segura de que a todas las mujeres, los chiflidos y piropos callejeros nos han hecho apurar el paso o tener ganas de correr, porque para nosotras no es normal y no sabemos controlar esa situación. Para nosotras chiflar o lanzar soeces letanías a un hombre guapo, o porque salió con pantalones ajustados, no es natural.
Creo que, en tema de violencia de género, el feminicidio es la punta del iceberg; el resultado final es lo que todos vemos ¡y claro que nos causa terror! Entonces, ¿por qué no comenzar por ‘desnormalizar’ situaciones que parecen tan insignificantes como un grito, un piropo o el clásico ‘no entiendes porque eres mujer’? Son el inicio de lo que no debemos aceptar, claro, si queremos equidad y un stop a la violencia de género.