No obstante prevalece el optimismo. Hay estudios que revelan que las empresas de nueva creación de mujeres fundadoras han recaudado más dólares de capital riesgo y han ejecutado más salidas a valores que en cualquier momento de la última década.
De acuerdo con el estudio, hasta septiembre del año pasado las startups fundadas por mujeres habían recaudado más de 40,000 millones de dólares, casi el doble de la cantidad invertida en empresas fundadas por mujeres en todo 2020 o 2019. Gran parte del aumento de la inversión se concentró en los sectores de tecnología, salud y comercio minorista.
Aun con esta buena noticia, este nivel de inversión en las mujeres sólo representa el 18% de los 239,000 millones de dólares recaudados por todas las empresas respaldadas por capital riesgo. Esto evidencia que aún existe una importante brecha de género en el sector, tanto entre los responsables de las inversiones en las empresas de capital riesgo como entre los receptores del financiamiento.
Actualmente, casi tres cuartas partes de las empresas de capital riesgo de Estados Unidos no tienen una sola mujer como socia inversionista y en general las mujeres representan aproximadamente el 11% de los socios inversionistas de las empresas de capital riesgo, y sólo alrededor del 13% de los fondos de capital riesgo se destinan a empresas emergentes con una mujer en el equipo fundador.
Estos datos no son sorpresivos dado que tradicionalmente el capital riesgo ha estado dominado por los hombres. Quizá entre las causas podría figurar que se considere que no hay mujeres altamente calificadas para operar el tema de capital de riesgo, pero la realidad es que la dinámica interpersonal en el sector del capital riesgo da lugar a una cultura poco acogedora e inhóspita para las mujeres.
La inversión y el emprendimiento se han estereotipado por parte de los hombres, lo que ha generado que se perciba una incongruencia entre los atributos de las mujeres y los requisitos para ejecutar dichas funciones. En el capital riesgo sigue existiendo una cultura hipermasculina, cuyos síntomas pueden incluir una baja seguridad psicológica, una competitividad extrema, una excesiva asunción de riesgos y una falta de apoyo a la vida laboral de la mujer.
El resultado es una importante brecha de género en el financiamiento del capital riesgo, abrumadoramente dominado por los hombres. De acuerdo con un portal que agrupa a más de 100 mujeres que participan a en la Industria de Capital Privado como inversionistas ángeles en México, el 84% de los fondos no tiene a una sola mujer en su equipo de inversión y sólo el 4% cuenta con una mujer socia.
La forma en que las empresas de capital riesgo están estructuradas y dirigidas actualmente es una barrera importante para la igualdad de género en dicha industria, a pesar de que las investigaciones demuestran que las empresas de capital riesgo, con un 10% más de mujeres contratadas como socias inversionistas, realizan inversiones más exitosas a nivel de la cartera de empresas, obtienen un 1.5% más de rendimiento de los fondos y tienen un 9.7% más de salidas rentables.
Un informe elaborado en agosto de 2020 por un banco europeo reportó que, entre las empresas de la Unión Europea apoyadas por capitales de riesgo, las lideradas por mujeres son más exitosas en cuanto a valor y volumen de negocios. Por eso, una medida inteligente por parte de la industria sería promover la igualdad de género en el capital riesgo, ya que es una forma de aumentar la prosperidad de toda la industria, basada en la evidencia.