Como madre de tres, he vivido en carne propia lo difícil que es balancear la vida profesional con las tareas adicionales en casa que nos trajo la pandemia. No soy la única que opina esto. Una encuesta de IMCO y Reforma muestra que en uno de cada tres hogares encabezados por una pareja la carga de trabajo no remunerado ha aumentado para ellas.
Desde marzo del año pasado, además de todo lo que normalmente hacemos en casa sin recibir un sueldo, nos hemos convertido en maestras. De acuerdo con la Encuesta para la Medición de Impacto del covid-19 en la Educación del Inegi, mamá apoya en las actividades escolares al 84% de niños en preescolar y el 77% de niños en primaria. Con este panorama, ¿a qué hora chambea el 73% de trabajadoras que tienen al menos un hijo?
El
IMCO
ha seguido de cerca el impacto desproporcionado de la pandemia sobre las mujeres, situación que ha sido mucho más dura para las madres trabajadoras. Para ponerlo en perspectiva, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), entre el primer trimestre y el cuarto de 2020 nueve de cada 10 mujeres que salieron de la economía son madres.
Además, las condiciones de empleo de 2.3 millones de madres empeoraron a raíz de la pandemia. Esta cifra incluye aquellas mujeres que al cierre del año pasado cayeron en desempleo, tuvieron que ofrecer menos horas de las que quisieran o se consideran disponibles para trabajar. El último grupo se refiere a mujeres que no están buscando trabajo, pero si les ofrecieran algo que se adecuara a sus necesidades lo tomarían.
Como mujer mexicana ya era difícil sumarse a la fuerza laboral, incluso antes de que llegara la pandemia. A marzo de 2020, el 55% de las mujeres en edad productiva con hijos estaban fuera de la economía. Sin embargo, estos meses de confinamiento han complicado la situación aún más y si no se hace nada será complicado revertirla.