Si eres como los participantes de algunos estudios psicológicos, tu respuesta sería que te arrepientes de las cosas que no hiciste. Una de las razones por las que la mayoría responde esto es porque piensa que, aún en el peor escenario, haber tomado una mala decisión que actualmente afecta su presente, puede revertirlo pero, ¿cómo deshaces algo que ni siquiera intentaste?
En las entrevistas a las mujeres poderosas que publicó Expansión el mes pasado me llamó la atención la de Magdalena López, directora general y presidenta de Renault México. Es una mujer con muchos logros, pero dice que no siempre tuvo el arrojo que ahora le permite tomar decisiones arriesgadas de alto impacto.
En los inicios de su carrera tenía una obsesión por entregar resultados impecables y mucho miedo a equivocarse. “Prefería mantenerme en una pequeña zona segura, pero tras sufrir un infarto a los 33 años, decidí empezar a soltar”. “Me volví más atrevida en el tipo de propuestas que hacía y empecé a tener mejores resultados”. “ El miedo no es un buen consejero , te inmoviliza y te mantiene en una zona segura”, señala Magdalena.
Es como si el exceso de prudencia y prevención pudiera jugar en nuestra contra.
Otra historia interesante es el episodio de Mujeduría en el que entrevistan a Karla Berman, vicepresidenta de ventas de Yalochat. Ella cuenta su experiencia cuando trabajó en Google.
Comenta que ahí te dicen desde el primer día “tú eres la dueña de tu carrera”, lo cual suena precioso hasta que de repente te das cuenta de que llevas tres años en el mismo puesto. Nadie te ha promovido para un ascenso. Así que decides acercarte con la persona de RRHH y le comentas “oye, llevo tres años aquí y nadie aprecia mi trabajo”. En ese momento la persona te dice “¿recuerdas que cuando entraste te dijimos que eras la dueña de tu carrera?”. Eso significa que tú te tienes que mover, conocer a gente para dar tu siguiente paso, identificar qué áreas te faltan para fortalecer y qué trabajos te darán esas habilidades.
Conclusión: debemos tomar más la iniciativa y dejar de esperar a que llegue la oportunidad.