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Las mujeres ganan terreno entre los puestos directivos, pero no el necesario

Únicamente el 8% de las grandes compañías en México está dirigido por mujeres. Muchas empresas son familiares y sus fundadores todavía priorizan las carreras de los hijos.
vie 26 febrero 2021 02:05 PM
Mujeres
A diferencia de los hombres de la segunda generación, que se vuelven candidatos inmediatos para estar al mando del patrimonio, las mujeres que tienen la posibilidad pertenecen a la tercera.

La batalla continúa. Las mujeres siguen rompiendo esquemas para posicionarse en los altos niveles de las compañías, pero todavía no es suficiente. En esta contienda, exigen romper la brecha laboral y colocarse al mando, pero no de cualquier corporativo: quieren tomar las riendas de sus propias empresas.

Y no es que no lo hayan hecho aún, el problema es que siguen siendo pocas. En la edición 2020 de ‘Los 100 empresarios más importantes de México’, solo cuatro se asoman al listado , aunque, eso sí, con una posición fortalecida: Laura Diez Barroso, presidenta del consejo de administración de Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) y, desde abril de 2020, del de Santander México; María Asunción Aramburuzabala, directora general de Tresalia Capital (que subió cinco posiciones); Blanca Treviño, presidenta y CEO de Softtek, además de vicepresidenta del Consejo Mexicano de Negocios (ascendió 15 lugares), y Laura Zapata, presidenta de Envases Universales, que subió seis peldaños en el listado. A nivel mundial, la tendencia es similar: de los 100 empresarios más acaudalados del mundo listados por Bloomberg, solo 12 son mujeres.

El problema es que, en el caso de los grupos familiares, por lo general, llegan a los niveles de liderazgo solamente después de descartar a prácticamente todos los hombres de la familia. Mientras que a la hora de fundar su propia empresa, debido a la falta de oportunidades, se encuentran más dirigiendo micro, pequeñas y medianas empresas (pymes), y muy pocas pueden hacerlas crecer.

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De acuerdo con la ‘Radiografía de la empresa familiar en México 2020’, elaborada por el Centro de Investigación de Empresas Familiares (Cief) de la Universidad de las Américas Puebla, 21% de estas compañías son dirigidas por mujeres, una cifra menor al 23% registrado hace dos años, en el último análisis dado a conocer por la institución educativa.

“La participación de las mujeres en los cargos directivos también depende del tamaño de las empresas”, explica Juan Manuel San Martín, director general del Cief. “Por ejemplo, únicamente 8% de las grandes compañías está dirigido por mujeres, ellas están liderando 11% de las medianas, 21% de las pequeñas y 28% de las microempresas familiares”.

Para tomar las riendas del negocio, además tienen que esperar. A diferencia de los hombres de la segunda generación, que se vuelven candidatos inmediatos para estar al mando del patrimonio, las mujeres que tienen la posibilidad de asumir la dirección general son aquellas que pertenecen a la tercera generación.

Y aquí hay otro reto, ya que solo una de cada seis de las empresas familiares llega a la tercera generación. Así que, prácticamente, las mujeres no tienen oportunidad de asumir cargos directivos, refiere Ricardo Aparicio, director del Centro de Investigación para Familias de Empresarios-BBVA del IPADE.

“Hay un enorme sesgo de género en las organizaciones. Las mujeres están rezagadas. Sí ocupan cargos dentro de la junta directiva, en gerencias bajas y medias, pero son muy pocas las que se vuelven líderes del negocio”, agrega Margarita Maldonado, Manager de PageGroup Colombia.

Para la especialista, es un tema de falta de confianza. “Los fundadores, que son los padres, no se sienten seguros de entregar la administración de la empresa a las mujeres. Para ellos es un riesgo, ya que no las sienten listas. Si por alguna razón ningún hombre de la familia puede tomar las riendas de la compañía, entonces salen a buscar externos que asuman esta responsabilidad”, menciona.

Es un tema cultural, añade San Martín. En el caso de que a los hijos no les interese dirigir el negocio o solo haya hijas en la familia, hay fundadores que hasta son capaces de no soltar las riendas. “Su discurso es que ellas van a alejarse porque se casarán y tendrán familia, no estarán al pendiente de lo que sucede con la empresa. Por eso, los yernos terminan asumiendo estos cargos”.

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Esto no es exclusivo de México, Perú y Ecuador también se encuentran en la lista de países de América Latina con mayor brecha de género. Del lado contrario, están Argentina, Chile y Colombia, dice Margarita Maldonado, pues son las naciones en la región con más mujeres dueñas de empresas.

Las líderes del emprendimiento

La situación cambia poco cuando tratan de crear su propia empresa. “A pesar de que en América Latina el espíritu emprendedor tiene rostro de mujer, ellas tienen muchos problemas para acceder al mundo corporativo. La cultura no les ayuda ni tampoco la carencia de apoyo financiero, así que terminan siendo dueñas de pequeños negocios”, asegura Belén Marrón, profesora de la EAE Business School y fundadora de Athenea Healthcare Group, consultora de estrategia y operaciones de negocios.

El porcentaje de mujeres que lideran una empresa propia creció 0.8% con respecto al censo de 2009. Mientras que el de los hombres que lideran sus negocios se redujo 6.5%. Esto se debe a que ellos tienen mayor oportunidad de acceder a capital de riesgo, lo que significa que sus emprendimientos terminan convirtiéndose en empresas de alto potencial.

En el ‘Índice Mastercard de Mujeres Emprendedoras’, elaborado por la compañía de servicios financieros, se menciona que aunque las profesionales tienen mayor capacidad de incursionar en el mundo de los negocios, aprovechan mejor los recursos y están más activas en mercados abiertos y dinámicos que los hombres, su acceso a capital, servicios financieros y programas académicos es limitado.

“En México, el problema más fuerte es la cultura, los estereotipos están muy marcados, desde ahí ya hay algo que a las mujeres les impide emprender. Después, aquellas que deciden romper el esquema se topan con otro problema: los inversionistas. El mundo de las finanzas es muy masculino, 90% de los que manejan el capital privado son hombres. Ellos se sienten más cómodos hablando con otros hombres, es una situación de confianza y afinidad, por eso, 90% de las veces ese dinero va para ellos”, explica Anna Raptis, fundadora del fondo de inversión especializado en mujeres Amplificador Capital.

“Los inversionistas son hombres, piensan como hombres, actúan como hombres y, en consecuencia, apuestan por sus pares”, agrega Susana Espinosa de los Reyes, Portfolio Manager de Ángel Ventures.

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La también cofundadora de Mujeres Invirtiendo, un grupo de expertas que destina capital de riesgo a emprendedoras, dice que no es que los proyectos de ellas sean malos, sino que, hasta cierto punto, existe un sesgo inconsciente de los hombres. El patrón de emprendedores que levanta capital se repite por el simple hecho de que termina teniendo un perfil similar al del inversionista: hombre, egresado de grandes universidades, con experiencia y gusto por la tecnología, los negocios y las finanzas.

Romper la discusión

Para incrementar el número de mujeres dueñas de empresas en México se necesitan dos cosas: elevar la cantidad de role models que inspiren a otras mujeres (una suerte de círculo vicioso, porque, para eso, necesitamos más mujeres en el poder) y capacitar a las profesionales para llegar a la sucesión lo mejor preparadas posible.

“Nos hace falta ver mujeres que ya están haciendo lo que a nosotras nos gusta y que están concentradas en dirigir su empresa de alto potencial. Tener estos ejemplos en el radar va a permitir que el emprendimiento se vuelva más natural y de fácil acceso”, menciona Anna Raptis.

Para Arturo Aguilar, académico de la Facultad de Empresariales de la Universidad Panamericana, las mujeres tienen más experiencia académica que los hombres, así que no se trata de brindarles más información, sino de confiar en ellas y de seleccionarlas para tomar las riendas de las compañías. “Ellas están involucradas e interesadas en los negocios, cada vez hay más mujeres preparadas y listas para asumir los puestos de liderazgo. (…) Lo único que necesitan son mentores que les ayuden a tomar riesgos –en caso de que no lo hayan hecho todavía–, que las impulsen a mejorar sus habilidades y a ser parte de un mundo que, muy pronto, será dominado por ellas: el de los negocios”, concluye el académico.

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