Arroyo cuenta que su generación era de 100 alumnos y no había más de 20 mujeres cursando la carrera. “Algunas compañeras, y también compañeros, desertaron por el mismo bullying de los profesores. Y otras algunas decidieron que lo mejor era estudiar otras cosa”, señala.
Ella misma tuvo ese conflicto interno a la mitad de la carrera. “Por el bullying pensé en cambiarme de carrera porque todos los días tenía que soportar que me tacharan de tonta, a pesar de que yo veía que era más capaz que algunos compañeros hombres”.
También lo pensó por el hecho de que saldría en desventaja respecto a sus compañeros, debido a que los profesores se negaban a enseñarles lo mismo, sobre todo respecto a cuestiones técnicas que requerían de esfuerzos físicos para operar maquinaría o ciertos procedimientos químicos que suelen realizarse en plantas industriales. Cinco años después de haber terminado la carrera, Lili tiene la oportunidad de trabajar en una planta de manufactura, haciendo para lo que se preparó, sin embargo, llegar ahí no fue sencillo.
El papel del profesorado en combatir la brecha de género
En 2020, el Centro de Investigación de la Mujer en Alta Dirección (CIMAD) del Instituto Panamericano de Alta Dirección de Empresa (Ipade) y el programa
Movimiento STEM
realizaron una intervención con el objetivo de promover las carreras STEM (ciencia, tecnología, matemáticas e ingenierías, por sus siglas en inglés) a través de 100 conferencias interactivas para algunas escuelas como el Tec de Monterrey llamadas 'Elige bien, elige STEM'. A través de un formato tipo stand up comedy se abordaron temas como la influencia que tienen los profesores en la elección de estas disciplinas y sobre la importancia que tendrán en el futuro de las nuevas generaciones de mujeres.
“El rol de los docentes y su influencia en esta toma de decisiones es fundamental, por lo que se lanzó la campaña ‘Maestros Embajadores STEM’, un video que busca concientizar a las y los profesores sobre cómo al finalizar su educación media superior, los jóvenes toman una de las decisiones de mayor impacto en sus vidas: la elección de carrera”, afirma Graciela Rojas, fundadora del Movimiento STEAM.
Pero también hay una influencia positiva, como fue el caso de Talia Arroyo, Event project manager de Girls in Tech Mex. Ella estudió Ingeniería automotriz y mecatrónica en la Universidad Iberoamérica, pero se desenvuelve en territorio de tecnología 100%. ¿Por qué? Porque un profesor vio su potencial y la invitó a trabajar, cuando ella era aun estudiante, en el área de Sistemas en la misma universidad donde recibía su formación.
“Mi vida profesional no se alineó con mi formación educativa, pero he encontrado otros espacios para crecer profesionalmente, aprender sobre cosas que me retan todos los días y también para abrir más espacios para las que vienen detrás y que no sea tan complicado para ellas como para generaciones anteriores”, dice.
Gema Georgina Toledo Barrera, quien estudió Ingeniería en computación en la UNAM, también se encontró con el machismo en las aulas. “Cuando yo estudiaba la carrera de Ingeniería en computación (2016-2019), alguna de mis profesoras dijo que había un incremento de mujeres en la carrera, lo cual me parecía asombroso porque en mi salón había 60 alumnos, de los cuales sólo 10 de ellos éramos mujeres. Pero eso no impidió que escuchara comentarios machistas, llegué a incomodarme en varias ocasiones, pero decidí platicarlo con mis tutores en su momento y recibí apoyo de su parte”, detalla.
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