Las leyes y sus aplicaciones en el país
En México, durante 2019 la Suprema Corte de Justicia fijó un precedente con un amparo en revisión 852/2017, de la ministra Norma Piña, en el que se establece la “comaternidad”, el reconocimiento voluntario de hijos de parejas homoparentales, como parte de la negación, en Aguascalientes, del registro de un menor con sus dos madres. Esta acción dio lugar a que ciertos estados se sumaran a legalizar la maternidad de mamás lesbianas a otros estados que ya lo hacían, como Ciudad de México, Coahuila, Campeche, Colima, Morelos, Querétaro, Chihuahua, Yucatán, Chiapas, San Luis Potosí y Baja California.
“A nivel federal está pendiente regular en el Código Civil Federal el matrimonio igualitario y con ello avanzar también en la regulación del reconocimiento voluntario de hijos o hijas de parejas homoparentales para protegen las regulaciones locales de los estados y enmarcarlas en ley general de acceso de las mujeres a una vida libre de violencia, asi como sumarlo al Código Penal Federal que castiga la discriminación por orientación sexual”, indica Andrea Gutierrez, abogada especialista en género.
“Dice un filósofo jurista que la igualdad es el concepto más amplio de justicia. Y hoy, México no tiene esos mecanismos que la garanticen para las mujeres mamás lesbianas. Nos hace falta más cultura de respeto por la ley, campañas de concientización, visibilización de las violencias, políticas públicas que atiendan estas realidades, crear ministerios públicos con perspectiva de género. Hoy el proceso de una víctima de discriminación por orientación sexual es lento, revictimizante, ineficiente e injusto ”, agrega.
Andrea cuenta que ella tuvo que pasar por momentos en que la violentaron por ser lesbiana. Incluso, narra que un médico le dijo, “ustedes las lesbianas son más violentas que los hombres y después se quejan. Eso pasa todo el tiempo”.
Ana de Alejandro es fundadora de la Red de Madres Lesbianas de México y mamá de Dorian y Derek (junto a Miztli Leal, su actual pareja), y de Santiago y Diego (que tuvo junto a Criseida, su ex pareja). Dice que, desde los tres años, lo que veía era que las mujeres, en algún momento de su vida, accedían a la maternidad.
“Para mí era un estatus deseable y fue algo que siempre anhelé. De chiquita tenía 10 peluches y decía que esos iban a ser mis 10 hijxs, cada uno tenía su nombre. En 2002 intenté salir con la actual madre de mis hijos y fue hasta 2003 que ella me dio el sí. En ese momento mismo le informé que yo deseaba ser madre”, cuenta.
“Cuando Diego y Santiago fueron creados y concebidos, no había una sola ley que tomara en cuenta a las familias lesbomaternales. Así que cuando ellos nacieron, en 2006, únicamente fueron legalmente mis hijos. En 2010 me casé con su mamá, y fue hasta el 20 de agosto de 2013 que la otra mamá de mis hijos les pudo poner los apellidos a través del trámite de reconocimiento en el Registro Civil de la Ciudad de México”, cuenta.
En 2006, con su ex pareja Criseida y Ana abrieron “Las dos mamis, activismo virtual”, un blog para conocer y compartir experiencias con mamás lesbianas de otros países como Argentina, Chile, España y varios estados de México. Además, en 2012 fundó la Red de Madres Lesbianas en México, que empezó con unas 30 mamás, y al día de hoy tiene casi 4 mil socias, desde Tapachula hasta Tijuana.
“En 2012 llegué a la CDMX esperando que la mamá de mis hijos pudiera hacer el reconocimiento de nuestros hijos, es decir, ponerles su apellido. Tuvimos que hacer este proceso que se llama reconocimiento, que es un trámite ante el Registro Civil. Ahora ya es rápido y cualquiera lo puede hacer, pero en aquel entonces fuimos las impulsoras de esta posibilidad”, relata.