Es algo que no falla. Cada 8 de marzo salen campañas publicitarias y de marketing alrededor del Día Internacional de la Mujer; algunas de ellas ofrecen descuentos, otras versiones de estrategias anteriores cuyo único cambio tiene que ver con la adopción del color rosa o morado. Y cada vez son también más cuestionadas por clientas y usuarias en general.
A este fenómeno se le conoce como purplewashing y es similar al conocido greenwashing (sobre las campañas o estrategias a favor del medio ambiente) o el pinkwashing, acuñado por la Breast Cancer Action para criticar las prácticas de marketing de las empresas que sólo buscan parecer solidarios con ciertas causas con el único fin de incrementar sus ventas.
"Muy bonitas sus luces moradas y todo, pero... ¿Las políticas de igualdad? ¿La prevención de la violencia? ¿La erradicación de la violencia institucional y discursos de odio? Se necesitan propuestas y compromisos claros. En estas fechas hay demasiado Purplewashing", dijo en Twitter Jimena Vilchis, abogada fundadora de Reconcilia DH, una red que provee servicios de asesoría, comunicación y asistencia técnica para la integración de una perspectiva de DDH, género e interseccionalidad.