Si 2024 fue el año en que “llegamos todas” como dijo la Dra. Sheinbaum, me gustaría que 2025 fuera el año en que las brechas económicas entre mujeres y hombres se cierran de forma más rápida.
Sin embargo, para que esto se cumpla se necesita que las empresas aprieten el paso para construir condiciones laborales más inclusivas. ¿Se logrará? Vayamos por partes.
¿Cuántas mujeres se podrían sumar a la economía remunerada este año? Hice un cálculo simple con los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) y, si se mantiene el crecimiento observado desde el primer trimestre de 2022 al tercer trimestre de 2024, se esperaría que la fuerza laboral crezca en poco más de 200,000 mujeres a lo largo del año. Esto implicaría cerrar el 2025 con una tasa de participación laboral femenina de 47% (similar a la registrada para noviembre 2024 ).
Ahora, si la narrativa feminista que hoy se escucha en todas las arenas trasciende a la acción, esperaríamos que esta proyección se quedara corta. Es decir, que se sumen muchas más mujeres a la población económicamente activa y se eleve la tasa de participación laboral. Lo ideal es que entren en condiciones de formalidad para tener mejores sueldos y prestaciones que son fundamentales como la licencia de maternidad, acceso a servicios de cuidados y ahorro para el retiro.
La promesa de la presidenta Sheinbaum es que vendrán leyes secundarias y acciones para darle vida al objetivo constitucional de erradicar la brecha salarial de género. ¿Hasta dónde llegará esa promesa? Ya lo veremos en los próximos meses.
En lo que eso sucede, las empresas –de todos los tamaños y sectores– pueden avanzar dentro de la medida de sus posibilidades para abrir oportunidades a más mujeres, así como lograr que las que ya están dentro de su plantilla laboral crezcan hacia puestos de mayor jerarquía. ¿Cómo?
En igualdad de género hay pocas recetas rígidas, pero aquí hay una lista de cinco pasos que son clave:
1. Elaborar un diagnóstico sobre las brechas de género internas. Hay herramientas gratuitas como la Herramienta Empresarial de Género WEPs que sirve para dar este paso.
2. Definir objetivos y prioridades. Detectar cuáles son las brechas que más preocupan a las colaboradoras y en toma de decisiones para atacarlas primero.
3. Diseñar acciones a la medida para atender las prioridades. Vale la pena consultar un estudio reciente de Pacto Global México y ONU Mujeres México , pues tiene un compendio de políticas para grandes corporaciones y otro para empresas pequeñas que son útiles para detonar la creatividad.
4. Monitorear resultados. Como en cualquier otra línea estratégica de negocio, se requieren indicadores para captar avances o retrocesos, así como conocer la percepción de la plantilla laboral. Hay un estudio coordinado por la Secretaría de Hacienda para instituciones financieras que da ejemplos concretos de cómo hacerlo.
Les deseo un excelente inicio de año, en el que a pesar de las dificultades económicas que se avecinan trabajemos desde nuestra trinchera para construir una economía en donde más mujeres pueden aspirar a tener un buen empleo y a crecer en la ruta profesional.
____
Nota del editor: Fátima Masse es Economista especializada en temas sociales. Síguela en Twitter como @Fatima_Masse . Las opiniones expresadas en esta columna son exclusivas de su autora.
Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión
