(Expansión Mujeres) - Ya hablamos del nearshoring , sus beneficios y de por qué México está atrayendo tanta atención, por tener tratados comerciales, estar cerca de Estados Unidos y tener muchas personas talentosas, pero a ver: si yo te digo que pienses en una persona altamente capacitada, líder, con educación en ingeniería, ¿en quién piensas? Si pensaste en el típico hombre blanco heterosexual, ya empezamos con el pie izquierdo.
¿Por qué el nearshoring también es un tema de inclusión?
Si el nearshoring dependiera del talento con esas características, tendríamos una escasez de mano de obra parecida a la que tiene Estados Unidos en puerta, que ahorita con las fábricas de chips que se están construyendo allá, tienen el desafío de conseguir suficientes personas para ocupar los puestos de trabajo tan especializados.
Si la imagen de una mujer, de una persona indígena, de una con discapacidad, o de alguien de la comunidad LGBTQ+ no cabe dentro de la descripción de un posible ingeniero, tenemos un problema, porque los 150,000 futuros trabajos que el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) calculó que traerá el nearshoring para el 2025 no se van a llenar solamente con la población hegemónica.
Los huecos de productividad que se crean al no ocupar las vacantes con personas capaces por ser parte de una minoría, le cuestan al país 429 millones de dólares al año, sin contar el valor que representa la inversión en México por el nearshoring: 35,000 millones de dólares.
Ser excluyentes cuesta, mientras que ser inclusivos es gratis. Esto lo dijo Ophelia Pastrana, a quien quizás conozcas por su trabajo en stand-up o por ser creadora de contenido y activista por el movimiento LGBTQ+ desde su posición de mujer transgénero, pero ella además estudió física y econometría. Necesitamos más visibilidad, más referentes como ella y más mentes innovando.
Otro gran ejemplo es la doctora Katya Echazarreta, la primera mujer mexicana en ir al espacio, que en una entrevista explicaba cómo constantemente las personas a su alrededor la convencían de que ese no era su camino, que eso era algo aburrido, que en realidad ella no quería eso, en fin, puros mensajes que detrás tenían la terrible creencia de que ese tipo de intereses no eran para ella por ser mujer y por ser mexicana.
Y pensarías que esto sucedió cuando ella era niña ¡no!, ella relata que hasta en la universidad, que cursó en Estados Unidos, le decían que ella no pertenecía ahí. Y ella, muy inteligente y valientemente preguntaba en español “¿por qué no?”.
¿Puedes hacer algo?
Lo cierto es que alrededor de las niñas hay muchas voces que nos intentan convencer de lo contrario, que no creen en nosotros y merman nuestro crecimiento. La misma astronauta dice que es más común que en las escuelas a las niñas les hagan preguntas relacionadas con el “¿qué?” versus a los niños, que les preguntan más el “¿por qué?”. La respuesta al “¿qué?” es única y simple, mientras que la respuesta al “¿por qué?” requiere más análisis e investigación. Incentivar el pensamiento crítico siempre requiere de pensar en el porqué.
Si es que tienes contacto con una niña o cualquier persona que pertenezca a una población vulnerable o a una minoría, ya sea tu hija, sobrina, ahijada, vecina, una mentee o estudiante, o si puedes usar tu voz para inspirar, ¡sí, puedes hacer mucho!
Nos podemos proponer convencer a una niña o a una mujer que las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) están ahí para ellas, que ellas pertenecen a ese mundo y que son bienvenidas, entonces podremos tener profesionales calificados que van a emplearse en las nuevas oportunidades que el nearshoring traerá. Solamente el 8% de las niñas entre 8 y 15 años elige carreras STEM, aunque son estas carreras las que generalmente ofrecen los empleos mejor pagados y las que, en su mayoría, traerá el nearshoring.
¡Los sesgos nos atoran!
Soy fiel creyente de que la innovación yace en la diversidad, nunca de la monotonía. Esta frase no me la inventé porque sí, ya que día con día muestra ser realidad. Te la pongo de esta manera: el nearshoring no sólo llega a buscar un lugar nuevo, llega a buscar personas nuevas. No debemos limitarnos a únicamente recibir a estas empresas y ofrecerles nuestras manos, también mostremos nuestros cerebros (no literalmente, por favor).
México es un país increíblemente diverso, y es momento de pulir todas las diferencias que tenemos y utilizarlas para optimizar la innovación tecnológica, proponer, alterar, CAMBIAR. Si no hay un latino en el equipo, ¿quién te va a decir que no debes llamarle a tu tecnología “cuLitho”?, historia de la vida real.
Y es que en la palabra “inclusión” cabemos muchas personas: personas de diferente género, o sin género, personas con una capacidad diferente, personas que aman diferente, humanos que tienen cuerpos diferentes, pero que también tienen sueños y se ven a sí mismos como médicos, programando inteligencia artificial, o viajando al espacio.
¿Quiénes somos nosotros para decirles que no? Y lo más importante, ¿quiénes somos nosotros para limitar las oportunidades que traerá el nearshoring? Sé que hay algunos escépticos de que el Mexican Moment está cerca, pero llegará pronto y ese momento lo aprovecharán personas de todos los colores del arcoíris, de todos los géneros y de todas las capacidades. Nuestras diferencias serán las que nos hagan crecer a niveles impresionantes.
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Nota del editor: Ana Peña es directora de comunicación de Intel Americas. Síguela en LinkedIn . Las opiniones publicadas en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.
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