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Cómo evaluar tu año de manera constructiva

¿Has oído hablar de la mentalidad de crecimiento versus la mentalidad fija? Una mentalidad de crecimiento te permite ver los fracasos o los contratiempos como una oportunidad para aprender.
jue 01 diciembre 2022 06:05 AM
Cómo evaluar tu año de manera constructiva
Si te enfocas en lo que has aprendido en este año y en cómo has crecido en las cinco áreas del bienestar (profesional, social, financiero, personal y comunitario) te obligas a darte algún crédito donde corresponde, apunta Adriana Castro.

(Expansión Mujeres) - Este año trajo experiencias de todo tipo. Vamos en la recta final, es lógico querer hacer un recuento de nuestros logros y sí… lo común es tener la sensación de que no hicimos lo suficiente.

Es en este punto en el que la mente nos juega chueco porque cuando hacemos memoria es más fácil identificar lo que nos hizo falta que lo que sí logramos. Dicen que la mente tiene teflón para lo bueno y velcro para lo malo. Así es, suele ser más fácil recordar lo que no obtuvimos.

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Pero entender esto no tiene la intención de volverse una sentencia para que estos últimos días del año se vuelvan deprimentes. Lo que queda de él también pueden ser semanas para aplicar una desintoxicación mental que aligere tu mochila emocional. Aprovecha estos días para hacer un análisis más constructivo de cómo fue tu año y soltar lo que te estorba para sentirte más ligera.

El primer paso es identificar desde qué ángulo estás haciendo ese análisis, y quizá descubras que el parámetro con el que estás evaluando lo que te pasó es lo que hay que cambiar.

¿Has oído hablar de la mentalidad de crecimiento versus la mentalidad fija? Una mentalidad de crecimiento te permite ver los fracasos o los contratiempos como una oportunidad para aprender. Por ejemplo, este año ¿hubo alguna situación en la que te enfocaste en el proceso de dominar algo nuevo? ¿Ubicas algún momento en el que aceptaste haber sido desafiada con un nuevo reto? De ser así, enhorabuena, significa que empleaste una mentalidad de crecimiento.

Te he de confesar que hace años, cuando me preguntaban que me definiera en pocas palabras, solía decir con orgullo y una buena dosis de ego “yo soy mis logros”.

Con el tiempo, y bastantes descalabros, descubrí lo riesgoso que es depositar el valor propio con base exclusivamente en el logro de metas.

Y uno de los efectos secundarios de haber sido así es que cada vez me resistía más a probar cosas nuevas o difíciles por miedo al fracaso.

En otras palabras, quienes tienen una mentalidad fija, es probable que a estas alturas del año se enfoquen obsesivamente en cuantificar los logros de su año.

Imagina qué pasaría si, al evaluarlo, el resultado de tus esfuerzos fuera lo único que importara, y te definieras a ti misma con base en si los conseguiste o no. ¿Notas el peligro de pensar así? Desde esta mentalidad del ‘todo o nada’, el concepto que tienes de ti corre el riesgo de irse al suelo.

Por si fuera poco, esta mentalidad también se enfoca en devaluar el logro una vez que se ha obtenido. Por ejemplo, encontrar razones para creer que tuviste suerte, que no lo merecías, o que alguien más te dio el trabajo, la promoción, la relación o el dinero a ti por las razones equivocadas.

Entonces ¿cómo alejarnos de esa forma de interpretar nuestro año? Con una mentalidad de crecimiento, enfocándote en el proceso. Es decir, si lograste el objetivo o no, o si el resultado fue perfecto o no; céntrate en lo que has aprendido y cómo has crecido.

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Lo que me gusta de una mentalidad de crecimiento, cuando la aplicas a los pensamientos sobre ti misma, es que le quita protagonismo a los logros externos.

Cuando te obligas a apreciar lo que has aprendido y cómo has crecido, eso no se puede devaluar.

Los argumentos aniquilantes de que alguien más te lo dio solo porque eres amigable o bonita, o por las influencias de tu mamá, pierden poder. Tu proceso ocurre dentro de ti. Tu aprendizaje y crecimiento te pertenecen.

Si te enfocas en lo que has aprendido en este año y en cómo has crecido en las cinco áreas del bienestar (profesional, social, financiero, personal y comunitario) te obligas a darte algún crédito donde corresponde.

¿Qué tal si escribes por cada mes de este año una manera en la que creciste en ese periodo, cosas que has aprendido cómo hacer mejor o habilidades profesionales/personales que has desarrollado? Incluso echa un ojo a tu agenda o calendario porque probablemente te ayudará a refrescar la memoria de toda la diversidad de experiencias que tuviste.

Lee tu lista y observa cómo te sientes. Si te sientes orgullosa, resiliente, fuerte o incluso con un poco de alivio por haber disminuido tu diálogo interno negativo, lo has hecho bien. Bienvenida a la mentalidad de crecimiento.

Nota del editor: Adriana Castro es psicóloga y conferencista. Es fundadora de Call to Action: una comunidad online dirigida a mujeres sin hijos/as. Síguela en LinkedIn , Facebook y/o Instagram . Las opiniones en esta columna pertenecen exclusivamente a la autora.

Consulta más información sobre este y otros temas en el canal Opinión

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