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En esta panadería, las mujeres amasan para sanar sus violencias

Las Panas brinda capacitaciones, espacios de contención emocional y autonomía financiera a mujeres de escasos recursos afectadas por diversas formas de violencia desde 2016. Y esta es su historia.
lun 06 mayo 2024 05:16 AM
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Rosalía Trujano Ortega, fundadora de Las Panas.

Las Panas es una panadería social feminista: un espacio de fortalecimiento psicológico y socioemocional en la Ciudad de México que, desde 2016, acompañó a más de 740 mujeres de escasos recursos a sanar de situaciones de violencia de género a través de talleres de panadería, apoyo terapéutico grupal y terapia psicológica individual, desarrollando juntas habilidades y acceso a un mercado laboral que les brinde independencia económica y mayor autoestima.

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En México, donde siete de cada 10 mujeres de 15 años o más han experimentado violencia, según la ENDIREH 2021, y hay 3 mil mujeres asesinadas por día, la labor de organizaciones como esta juega un rol protagónico en la sociedad.

En entrevista con Expansión Mujeres, Rosalía Trujano Ortega, fundadora de la organización, relata las situaciones que viven las mujeres de sectores vulnerables hoy y los procesos que propone este espacio para acompañarlas a sanarse.

¿Cómo surge Las Panas?

-Como psicóloga especializada en desarrollo humano me dediqué por muchos años a trabajar programas sociales de intervención y de acompañamiento a comunidades poblaciones vulneradas socialmente, principalmente con juventudes en toda la república. Y desde 2016 empecé a enfocarme a trabajar solo con mujeres como una necesidad de generar espacios entre nosotras a través de una metodología concreta.

Encontré en la panadería una actividad formativa que permite la activación o fortalecimiento económico de las mujeres, a través de la venta y con la elaboración y venta de pan. El aprender un oficio les da autonomía económica y les permite salir de situaciones de violencia.

¿Por qué elegiste la panadería en vez de otro oficio o tarea?

-Desde pequeña olía a las panaderías y deseaba aprender a hacer pan. Luego, además de cumplir ese deseo, me di cuenta de que, por los procesos de cocción que lleva el propio producto, como el momento de esperar a que leude -que son tiempos de espera de dos, tres, cuatro horas-se detonan espacios de charla, de acompañamiento y de consejería muy orgánicos, muy naturales.

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¿Cómo evolucionó la metodología de acompañamiento a las mujeres en estos años?

-Como toda organización social, hemos ido cambiando y adecuándonos a los contextos. Al principio, lo que hacíamos en el proyecto era identificar las violencias, aprender a nombrarlas, para poder empezar a salir de ellas. Pero hoy - al menos en la CDMX-, ya hay más información sobre qué es la violencia y cómo atenderla. Aun así, trabajamos a contrarreloj, porque el aumento de la violencia se ha disparado increíblemente durante y después de la pandemia y se sigue disparando.

Ahora nos enfocamos en poder mirarnos como sujetos de derecho y analizamos la realidad en colectivo, desde cuestiones muy cotidianas como ¿qué es el amor? y ¿qué tipo de violencias podemos nombrar relacionadas al amor?.

¿Cómo se abre esa conversación entre Las Panas y las mujeres víctimas de violencias de género?

-Partamos de la base de un dato que nos da ONU Mujeres en una de sus encuestas de 2021: solo 40% de las víctimas de violencia buscan ayuda, y menos de 10% la denuncia. Y de que en la praxis, todas las mujeres, todas en absoluto, en todas las diversidades, vivimos algún tipo de violencia en la vida.

De ahí la importancia de identificarlas y nombrarlas, para poder trabajarlas. Bajo esa premisa tenemos un montón de formas de llegar a mujeres de diferentes contextos y de diferentes vulnerabilidades. Lo comunicamos con folletos, visitas puerta a puerta, pegando carteles y de voz a voz. En esas piezas nos enfocamos en la capacitación para el oficio (hacer pan, ganar tu propio dinero) y luego entramos en conversaciones más personales, más profundas y trascendentales cuando establecemos un vínculo.

Y tenemos alianzas con organizaciones como el Instituto de Mujeres en Migración (IMUMI), entre otras colectivas, que nos contactan con mujeres que necesitan acompañamiento.

¿Qué tipo de herramientas les brindan a las mujeres?

-La herramienta tangible que les damos es aprender un oficio, es la formación y el inicio de la panadería artesanal. También, les enseñamos tácticas de autodefensa personal y a aprender a respirar, a generar el aprendizaje de tomar pausas, pensar, contactarse con los sentimientos, con lo que verdaderamente queremos y con quienes somos. Son procesos en donde partimos de la base que todas las mujeres tenemos esas respuestas dentro nuestro, sólo necesitamos saber que están ahí y saber ponernos en contacto con ellas cada vez que lo necesitemos.

En el equipo somos 15 personas yay psicólogas, pedagogas, panaderas, comunicologas. Quienes llegan con nosotras lo hacen muy lastimadas, desconfiadas, con los problemas muy a flor de piel.

¿Y qué sucede en el proceso?

-Al proceso nosotras le llamamos “alquimia”, porque igual que el pan, que tiene diferentes ingredientes que se mezclan y con trabajo y tiempo se transforman, así es el proceso con las mujeres. Porque entran sin creer en que son valiosas, o que otras mujeres podrán ser parte de su propio cambio, y salen sabiendo que importan, que pueden hacer cosas,que pueden transformar sus espacios.

Aquí se acostumbran a respirar, a poder actuar de manera diferente, estar en una situación de crisis. Esas son las herramientas bien tangibles que les damos, ¿no? Las demás herramientas

¿Qué tipos de violencia identificaron en estos años?

La física intrafamiliar, -de parte de hijxs a mamás, papás o cuidadorxs y viceversa- y la violencia psicológica -abandono, humillación- que sucede en muchos ámbitos, no sólo dentro de las casas, como la violencia del desempleo y de las pocas oportunidades, o muy limitadas oportunidades hacia las mujeres, sobre todo en contextos pues también precarizados económicamente y socialmente.

¿Qué le pedirías a la sociedad, al gobierno… una política pública relacionada con las mujeres hoy?

-Yo creo que sería dignidad. Que creen y fomenten una sociedad más digna para las mujeres, en todos los sentidos posibles.

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En primera persona. Los testimonioss

Dulce conoció el proyecto de las panas hace 3 años, cuando participó en el taller de panadería y acompañamiento psicológico. Estaba pasando por una situación personal complicada, y el compartir con otras mujeres la ayudó a sanar. “A partir de ese momento me pude valorar más, aprendí a poner límites y obtuve un oficio como la panadería que es de gran ayuda para el crecimiento económico e individual como para cualquier persona”, dice

“Actualmente participo en este proyecto como administradora y me veo muy reflejada en las mujeres que llegan y que se van diferentes, más autosuficientes", indica.

Rocío también estuvo acompañada por este grupo: “Fui una niña no querida, no aceptada por mi esposo. Quería desaparecer. Entonces mi hijo me dijo que necesitaba ayuda y que había unas personas que él conocía y que me iban a ayudar mucho y llegué a Las Panas hecha un caos, muy mal. Ellas me brindaron todo el apoyo a través de terapia, yoga, meditación, terapias grupales, talleres”, dice.

“Cuando uno llega aquí con ellas encuentra ese amor, ese abrazo que muchas veces una necesita para tener confianza y confiar en otras. Amasamos y en lo que la masa reposa, sacamos muchas cosas, muchas reflexiones. Yo no tengo hermanas y aquí encontré a la hermana, a la prima, a la amiga, a todo”

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