De sus tiempos como estudiante, Ollivier recuerda que era de las pocas mujeres que eligieron una ingeniería como carrera profesional. Sin embargo, en casa la mayor parte del tiempo tuvo el apoyo de su familia para escoger lo que ella deseara siempre y cuando asumiera el compromiso de terminarla. Fue así que encontró a sus primeros aliados que influyeron en su formación personal, experiencia que comparte con Expansión Mujeres.
Para hablar de mis primeros dos aliados, es importante decir que vengo de una familia tradicional en el que las mujeres no trabajaban, solo una tía mía trabajaba como directora de Recursos Humanos y me parecía muy interesante que tuviera un empleo. Aun así me dijeron que podía estudiar lo que quisiera. Yo era una adolescente cuando varias opciones pasaron por mi cabeza, incluida medicina.
Pero en ese tiempo un primo mío, muy querido y un par de años mayor que yo, entró a estudiar ingeniería informática. Platicábamos mucho, me daba curiosidad lo que hacía y le preguntaba todo. Me dio más información sobre cómo hacer exámenes de admisión y sobre cómo sería estudiar esa carrera. Entonces se me prendió el foco y dije: "quiero estudiar lo mismo que él". Así que el siguiente paso fue decirle a mi familia. Mi papá fue el primero, además de mi primo, en decirme 'vas' y pues sí fui, porque estudié Ingeniería Cibernética en La Salle.
Obviamente, fue una impresión grande ver que solo éramos seis mujeres en toda la generación, después de haber estado toda mi vida en una escuela de niñas. Además, muy al principio veía como profesores hacían más caso a hombres. En ese momento supe que tenía que encontrar una forma de encajar más en ese ambiente si no quería quedarme atrás de ninguna forma, y para ello decidí que debía tener los pies de plomo para no mostrarme frágil. Como apasionada de los deportes, tuve en mis manos la herramienta más sencilla que pude tener: platicar de futbol con ellos, porque no era solo hablar de futbol, sino de tener algo en común con mis profesores y compañeros. Al final me convertí en parte del club de Toby.
El tercer aliado en mi vida es mi hermano, porque siempre me llevé muy bien con él y con sus amigos. Estando con ellos aprendí muchas cosas sobre los prejuicios que pueden tener los hombres y sobre cómo hacerme más fuerte frente a ellos. Me decía: "No te lo tomes personal, tú eres inteligente; que tu trabajo hable por ti, no te quedes callada".