“En octubre pasado tuve a mi bebé y este año he tenido que ir en ciertas ocasiones a mi trabajo. Fue sólo hasta que necesité extraer leche para mi bebé cuando me di cuenta de que en mi lugar de trabajo todas las paredes eran cristales transparentes y tuve que ir al baño a hacerlo para tener privacidad”, dice Andrea Monge, CEO de la empresa de origen español Rebold, compañía especialista en mercadotecnia.
El problema que enfrenta Monge lo tienen también decenas de mujeres en el país. En las empresas existen pocas salas de lactancia, tanto que no existe ni siquiera una cifra oficial al respecto pese a que la Ley Federal del Trabajo contempla la necesidad de que las mujeres cuenten con recesos para extraerse leche porque su cuenta, como parte de una estrategia de fomento a la lactancia, afirma Melissa Ayala, coordinadora de litigio en GIRE (Grupo de Información en Reproducción Elegida).
Ley Federal de Trabajo sobre la lactancia materna
A partir del 3 de febrero de 2021, el gobierno federal publicó la Guía para la Instalación y Funcionamiento de Salas de Lactancia. Este manual, que se elaboró con la colaboración de las secretarías de Trabajo y Salud así como del Instituto Mexicano del Seguro Social, señala cuáles son los elementos mínimos que debe tener una sala de lactancia en los centros de trabajo. Por ejemplo, que la sala de lactancia esté disponible para cualquier madre trabajadora que desee amamantar o extraer y conservar su propia leche en un lugar. Ésta debe ser higiénica, privada, cómoda, tranquila y accesible. Asimismo, este espacio será utilizado exclusivamente para ese fin.
En México, solo 28.6% de las mujeres practican la lactancia, por debajo del 37.9% de América Latina, según cifras de la más reciente Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) 2018 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), que muestra que en México 19.9 millones de mujeres trabajan de manera formal fuera del hogar y 14.7 millones de ellas son madres.