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¿Por qué hay una brecha de género más grande en ingeniería y ciencia?

En México, apenas tres de cada diez personas que trabajan en tecnología y ciencias de la computación son mujeres, a pesar de que en la Universidad la diferencia no es tan grande.
mar 27 abril 2021 05:05 AM
¿Por qué hay una brecha de género más grande en ingeniería y ciencia?
En México, apenas tres de cada diez personas que trabajan en tecnología y ciencias de la computación son mujeres, a pesar de que en la Universidad la diferencia no es tan grande.

Lili Rodríguez Caiceros estudió Química Metalúrgica en la Facultad de Química de la UNAM. En más de una ocasión se enfrentó al sexismo institucional que envuelve a estas carreras. Tuvo un conflicto interno por el bullying que la hizo considerar cambiarse de estudios, pero se quedó, y una vez egresada, pensó que el mundo laboral sería distinto.

No fue así: afirma que víctima de acoso sexual por parte de los empleados en una planta de producción, entre otro tipo de violencias por razón de género. “Me prohibieron embarazarme en los primeros cinco años, no me dejaban pintarme el cabello. Los directores me mandaban a hacer mandados o hacer labores de limpieza, aunque mi puesto era otro. Obreros me acosaron y consiguieron mi teléfono”, cuenta.

Lili asegura que, cuando denunció todas los sucesos ante el departamento de Recursos Humanos, la respuesta que obtuvo fue: “Así son los hombres y así es trabajar en una planta”. “Entonces pensé que sería siempre de este modo. También creo que hay una brecha generacional muy grande, quizá antes estaba bien visto acosar a tus compañeros o que no pudieras pedir un puesto más alto por ser mujer. No había dimensionado a lo que me enfrentaría”, añade.

Aunque renunció a ese empleo, sigue considerando irse a otra industria o incluso moverse al área administrativa.

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Su caso no es único. Sheila Leyva estudió Ingeniería en Bioquímica en la Universidad Autónoma de México (UAM). Esperaba que tener las mismas oportunidades de trabajo que los hombres al entrar al mercado laboral, pero se encontró con ofertas de empresas que excluyen explícitamente a las mujeres. “Son empleos en los que te dicen tal cual ‘sólo hombres’, y es difícil encontrar algún buen trabajo entre opciones tan reducidas”, dice.

Pese a que no ha podido colocarse en el sector formal, no se plantea cambiar de carrera. “Al contrario, eso te motiva a buscar la forma u otras oportunidades para demostrar que, como mujeres, podemos realizar cualquier tarea que se nos presente”, dijo en entrevista.

La brecha de género en los trabajos de ingeniería, ciencia y tecnología es grande. Para empezar, 30% de los estudiantes hombres se gradúa de alguna de estas carreras —llamadas STEM por sus siglas en inglés—, mientras que sólo 16% de las mujeres las termina. En México, la ocupación laboral de las mujeres en este sector es de 47%; y la de los hombres, de 78%. Apenas 3 de cada 10 personas que trabajan en tecnología y ciencias de la computación son mujeres.

Y aun así, las que sí logran entrar al mercado laboral llegan a un espacio que no está exento de una socialización basada en estereotipos de género que se afianzan en frases, comentarios y actitudes de las personas que forman parte del ecosistema STEM.

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“Tradicionalmente, los roles indicados para las mujeres se enmarcan principalmente en la maternidad, el cuidado de la familia y el hogar”, apunta el estudio 'El futuro de la tecnología: Inclusión femenina', de Laboratoria, una organización que busca impulsar una economía digital más diversa, inclusiva y competitiva. "Por otro lado, recae en los hombres la expectativa del trabajo remunerado y el rol de proveedor económico. Una de sus manifestaciones más importantes es el estado civil: estar casadas tiene un peso simbólico en la voz que tienen las mujeres. Después de contraer matrimonio, en muchos contextos se espera que se dediquen únicamente a ser 'amas de casa/esposas' y que sus parejas estén a cargo de la responsabilidad económica. De hecho, incluso en economías desarrolladas, las mujeres casadas tienen menos probabilidad de tener un empleo remunerado o estar activamente en búsqueda de uno".

Esto coincide con la experiencia de Talia Arroyo, event project manager de Girls in Tech Mex, una firma que promueve la participación de las mujeres en la industria. “Ya tenía más de ocho años de experiencia en el sector de tecnología trabajando para HP, incluso ya había vivido en distintas ciudades de América Latina, y aun así, cuando llegué a Monterrey, me topé con los estereotipos de género. Ya tenía más de 30 años, y todos mis compañeros, incluidos mis superiores, me preguntaban si realmente me iba a quedar en el puesto, porque ‘aún estaba a tiempo de ser madre si quería', y con un puesto así, según ellos, no podría lograrlo”, cuenta.

Por cada dólar que gana un hombre, una mujer recibe 50 centavos por realizar el mismo trabajo, destaca el estudio de Laboratoria. Y el sector de la tecnología no es la excepción, pues en Estados Unidos, las mujeres ganan al año 6,300 dólares menos que los hombres.

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¿Qué se puede hacer al respecto?

Francisco Michref, ejecutivo de Globant —una compañía nativa digital especializada en ingeniería, diseño y procesos de innovación— sostiene que una de las tareas más importantes para incorporar a más mujeres al mercado laboral es sensibilizar a la comunidad. “Es un tema cultural muy grande que hay que atacar, que no se hace de un día para otro”.

Asimismo, recomienda difundir que las ingenierías o los trabajos en ciencias o matemáticas no son trabajo de hombres ni de ‘nerds’. “Es un trabajo para todos los hombres y todas las mujeres con ganas de desarrollarse en el sector”, dice. Para ello, se tiene que visibilizar a las mujeres ingenieras, científicas y programadoras.

“De hecho, 85% de las mujeres están más animadas a creer que pueden alcanzar una posición de liderazgo cuando hay otras mujeres líderes en sus compañías”, según Laboratoria.

En América Latina, las mujeres que ocupan puestos gerenciales no rebasan el piso de un 40% del total, y sólo 20% de todas las empresas latinoamericanas tienen mujeres como CEO, según cifras de la Organización Internacional del Trabajo.

En el mundo tecnológico, la participación de mujeres ha crecido, pero siguen ocupándose en puestos junior: en esas posiciones, suponen cerca del 35%, una cifra que cae a 24% en puestos ejecutivos de empresas de tecnología en el mundo, señala la organización Anita B.org.

“Más allá de la discriminación explícita, el ambiente laboral en tecnología presenta dificultades para el desarrollo profesional de las mujeres”, advierte el equipo de Laboratoria. Para ello, recomienda conseguir un ambiente laboral donde las mujeres se sientan cómodas, ofreciéndoles un panorama claro de crecimiento y participación en la toma de decisiones.

Por último, Laboratoria apuesta por una estrategia mejor que la de género neutro. “En un intento por reducir la discriminación en los procesos de reclutamiento, algunas organizaciones optan por una estrategia de “neutralidad”: ocultar u omitir el género en currículums y solicitudes de empleo. Aunque puede parecer coherente, en realidad es contraproducente”, advierte.

En contraste, recomienda desagregar los datos por género para entender las brechas existentes y ser más sensibles a las responsabilidades domésticas, las posibles desventajas educativas y la falta de oportunidades que han atravesado las mujeres.

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¿Y qué pasa si no se incluyen más mujeres en el mercado laboral STEM?

"Las compañías que no apuestan activamente por la inclusión de las mujeres están dejando escapar oportunidades significativas de crecimiento", según el estudio de Laboratoria.

Otros análisis señalan que las empresas que tienen más de 40% de mujeres en sus equipo de liderazgo,tienen 21% más probabilidades de lograr un rendimiento sobresaliente. En cambio, las compañías que tienen equipos con menor diversidad de género y origen cultural tienen 33% peores resultados.

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