Su caso no es único. Sheila Leyva estudió Ingeniería en Bioquímica en la Universidad Autónoma de México (UAM). Esperaba que tener las mismas oportunidades de trabajo que los hombres al entrar al mercado laboral, pero se encontró con ofertas de empresas que excluyen explícitamente a las mujeres. “Son empleos en los que te dicen tal cual ‘sólo hombres’, y es difícil encontrar algún buen trabajo entre opciones tan reducidas”, dice.
Pese a que no ha podido colocarse en el sector formal, no se plantea cambiar de carrera. “Al contrario, eso te motiva a buscar la forma u otras oportunidades para demostrar que, como mujeres, podemos realizar cualquier tarea que se nos presente”, dijo en entrevista.
La brecha de género en los trabajos de ingeniería, ciencia y tecnología es grande. Para empezar, 30% de los estudiantes hombres se gradúa de alguna de estas carreras —llamadas STEM por sus siglas en inglés—, mientras que sólo 16% de las mujeres las termina. En México, la ocupación laboral de las mujeres en este sector es de 47%; y la de los hombres, de 78%. Apenas 3 de cada 10 personas que trabajan en tecnología y ciencias de la computación son mujeres.
Y aun así, las que sí logran entrar al mercado laboral llegan a un espacio que no está exento de una socialización basada en estereotipos de género que se afianzan en frases, comentarios y actitudes de las personas que forman parte del ecosistema STEM.
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“Tradicionalmente, los roles indicados para las mujeres se enmarcan principalmente en la maternidad, el cuidado de la familia y el hogar”, apunta el estudio 'El futuro de la tecnología: Inclusión femenina', de Laboratoria, una organización que busca impulsar una economía digital más diversa, inclusiva y competitiva. "Por otro lado, recae en los hombres la expectativa del trabajo remunerado y el rol de proveedor económico. Una de sus manifestaciones más importantes es el estado civil: estar casadas tiene un peso simbólico en la voz que tienen las mujeres. Después de contraer matrimonio, en muchos contextos se espera que se dediquen únicamente a ser 'amas de casa/esposas' y que sus parejas estén a cargo de la responsabilidad económica. De hecho, incluso en economías desarrolladas, las mujeres casadas tienen menos probabilidad de tener un empleo remunerado o estar activamente en búsqueda de uno".
Esto coincide con la experiencia de Talia Arroyo, event project manager de Girls in Tech Mex, una firma que promueve la participación de las mujeres en la industria. “Ya tenía más de ocho años de experiencia en el sector de tecnología trabajando para HP, incluso ya había vivido en distintas ciudades de América Latina, y aun así, cuando llegué a Monterrey, me topé con los estereotipos de género. Ya tenía más de 30 años, y todos mis compañeros, incluidos mis superiores, me preguntaban si realmente me iba a quedar en el puesto, porque ‘aún estaba a tiempo de ser madre si quería', y con un puesto así, según ellos, no podría lograrlo”, cuenta.
Por cada dólar que gana un hombre, una mujer recibe 50 centavos por realizar el mismo trabajo, destaca el estudio de Laboratoria. Y el sector de la tecnología no es la excepción, pues en Estados Unidos, las mujeres ganan al año 6,300 dólares menos que los hombres.