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La labor de cuidados de mujeres abrió la industria del cannabis en México

Mayela Benavides, madre de Grace Elizalde, fue un caso paradigmático en el desarrollo de una industria pujante en el país pese a los obstáculos regulatorios.
mar 13 abril 2021 05:04 AM
La labor de cuidados de mujeres abre la industria de cannabis en México
La legalización del cannabis podría hacer una diferencia sustancial en el sistema de cuidados.

El pasado 8 de abril, el morenista Ricardo Monreal decidió que el Senado patearía de nuevo la discusión sobre la regulación del cannabis en México, justo casi cuatro años después de que la Cámara de Diputados aprobara su uso fines medicinales y terapéutico (con 301 votos a favor). Dicho dictamen se logró gracias a ciudadanos que promovieron -en primera instancia- recursos jurídicos como amparos para ellos, entre ellos destacan mujeres que también eran madres de familia y que fueron cruciales para visibilidad la necesidad médica de regular este uso en México.

Uno de esos casos fue Mayela Benavides, madre de Grace, una niña mexicana de tres años, que dejó de sufrir ataques epilépticos cada hora desde que hace cinco años que empezó a tomar una medicina basada en cannabis. Desde entonces, sus crisis son más breves, más esporádicas y menos intensas.

Grace, que padece el síndrome de Lennox-Gastaut, fue la primera persona con acceso legal a este tipo de medicamento en México gracias a que Mayela emprendió una batalla legal que ganaron en agosto 2016 y que obligó a las autoridades sanitarias mexicanas a garantizarles la obtención de cannabidiol (CBD), un aceite terapéutico para reducir los ataques de su hija.

Su historial, que se basó en una necesidad de atender labores de cuidado muy específicos y que no recibió antes la atención del Estado -y por ley- ni de ningún privado, despertó la esperanza e interés entre familias que padecen casos similares. Y ahora, en una segunda etapa, también en mujeres que buscan capitalizar toda su formación y documentación que originalmente les sirvió para cuidar de un familiar.

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En entrevista con Expansión, Hugo y Alfredo Álvarez quienes son fundadores de Canncura, destacan la la incidencia de las mujeres en este escenario y cómo podrían influir para seguir impulsando una regulación más general del activo.

“Madres de familia han sido parte toral en la búsqueda de amparos porque fueron madres quienes se encargaban de los cuidados de sus hijos con epilepsia, por poner un ejemplo. Y eso derivó en la regulación del uso medicinal del cannabis en México”, dijo Alfredo Álvarez.

Por su parte, Hugo ve en esta coyuntura en la que existe un dictamen específico a discutir en el Senado de la República, una gran oportunidad en la industria para las mujeres.

“Por cómo se han gestado los cambios rumbo a la legalización de una industria, las mujeres han tomando un rol interesante, porque están capitalizando todo el conocimiento y documentación que hicieron alrededor del cannabis, primero como una medida para proteger a los suyos, y ahora en vísperas de su legalización.

Además, en el sector nos conocemos y te diría que hay un 50-50 de participación de hombres y mujeres”, abundó.

Las mujeres líderes y emprendedoras

“Los negocios en la industria cannábica se han hecho distinto. En el tema de cannabis, primero surgió un tema de necesidad y por ello nació el activismo. Y en función de la necesidad, se creó un ecosistema con perspectiva de género”, dijo Alfredo.

Pero ese escenario ya no es suficiente acumular amparos y conocimiento, los capitales quieren entrar y hay una gran ventana de participación, incluso extranjera. Para ellos, ambos emprendedores coinciden en que es necesario que exista un marco jurídico adecuado.

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Nura SantaSabina, antropóloga social con objeto de estudio al Cannabis y la sociedad, es fundadora de Rituales, una tienda boutique de productos cosméticos y wellness, sostiene también que el papel de la figura femenina en la próxima regulación de Cannabis en México es primordial.

“Han sido muchísimas mujeres madres de familia que tienen hijos e hijas con alguna enfermedad neurodegenerativa o alguna discapacidad que les imposibilita llevar una vida de manera normal las que han impulsado este movimiento de manera masiva, primero en otros países del sur de Latinoamérica y ahora en México”.

Señala que el marco de regulación legitima una búsqueda de una medicina alternativa y real, en la que encuentran que no sólo sus hijos o sus hijas logran tener efectos positivos y mejoras en su salud y estilo de vida a partir del uso de la planta de cannabis (en cualquiera de sus formas) y que, además, las madres que han hecho uso de la mariguana como método de relajación por el cansancio, estrés o la ansiedad que genera tener a un hijo con cáncer o a un hijo con más de 100 episodios epilépticos al día, han logrado encontrar la pieza clave que desencadena reacciones positivas”, dijo.

Para Nura una regulación completa tendrá efecto dominó en la que beneficiará primero al núcleo familiar y luego a la sociedad, pues en cuestiones de salud pública, las mujeres están abriendo más ventanas de oportunidad porque no tienen miedo de cultivar y transformar su propia medicina.

“Sería más prudente poner el foco sobre la falta de medicamentos y apoyos en el sector salud, pues esto ha empujado a que la regulación suceda así, a manera de protesta”, dijo.

Desde el emprendimiento y su experiencia, Nura señala que el mayor obstáculo ante esta próxima regulación está en el marco legal.

“No se están tomando, en primera instancia, los derechos de los usuarios, sino que están buscando primero la expansión del mercado y los intereses económicos y geopoliticos de los que pudieran resultar beneficiados; las y los activistas cannábicos buscamos que antes de la legalización, el gobierno mexicano se enfoque en una regulación en donde se logre la despenalización de los y las usuarias, todo esto con la finalidad de tener un mejor alcance en temas de investigación y así poder tener resultados crecientes en la medicina cannábica en México”, puntualizó.

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Las redes de apoyo y de cuidado que se construyen en la comunidad cannábica

Brenda Hernández, fundadora de la colectividada Chicas vs Stigma y mamá, tiene como uno de sus principales referentes a Mamá cultiva, que es un movimiento que empezó en Chile y posteriormente se extendió a Argentina y a México. En él, cualquier persona puede aprender a utilizar la cannabis de manera medicinal, además de aprender de autocultivo o hacer extracciones caseras.

“Su experiencia ha provocado mayor independencia entre las mujeres que lo conforman y mayor acceso a la salud a tener las bases sólidas para solicitar un amparo o para pedir apoyo médico o para simplemente aprender de todos los beneficios terapéuticos que tiene la planta”, dijo.

Brenda considera que este tipo de círculos son necesarios, más si en algún momento quieren sumarse al sector desde el emprendimiento.

“Para emprender en esta industria aún hace falta muchísima educación y romper estigmas, a pesar de que existe cada día más apertura a este tema son mayores los prejuicios que existen ante la planta que no permiten que tengamos Libertad para emprender”, señaló.

Como uno de los más grandes obstáculos, y al igual que en otras industrias legales en México, Brenda identifica al soporte crediticio o financiero. “No hay institución financiera al día de hoy que vea el potencial de la industria y menos dirigida por mujeres, por lo que dependemos de fondos de inversión privados”, dijo.

Sin embargo, considera que vale la pena intentarlo porque de esa forma es posible crear una nueva industria en México, la cual puede ser una fuente empleos y fortalecer la economía formal a partir de la recaudación de impuestos, además de un acceso a la salud más general.

“El mercado se encuentra en un lienzo el blanco y te permite innovar”, dijo.

¿Qué falta?

Pese a que el uso medicinal del cannabis fue aprobado desde 2017, la Secretaría de Salud y la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) publicó el reglamento de su operación en el Diario Oficial de la Federación hasta el 12 de enero de 2021. Su publicación es fundamental para entender aspectos relativos a la regulación, control, fomento y vigilancia sanitaria del cannabis como materia prima, sus derivados farmacológicos y los medicamentos.

Gracias a ello, ya es posible realizar investigación médica sobre productos de cannabis, sin embargo, los protocolos creados (investigación clínica extensa que se desarrolla en años) se hicieron pensando en las farmacéuticas, no en las madres que han iniciado sus propias indagatorias.

Como éste, hay otros puntos del dictamen que podrían remendarse luego de que Monreal pospusiera la discusión del dictamen que aprobó la Cámara de Diputados en noviembre pasado.

Zara Snap, cofundadora del Instituto RIA, donde hace investigación e incidencia sobre las innovaciones en políticas de drogas, afirma que dicho dictamen no contempla producción artesanal de cannabis, precisamente trinchera en la que se desenvuelven las madres productoras.

Tampoco, a su consideración, fortalece la capacidad de emprendimiento de estas mujeres.

"Mientras los legisladores atienden estas lagunas, que son importantes, nosotros trabajamos en ello.
Damos cursos de cannabis desde hace 4 años porque vemos interés por parte de mujeres que pretenden incluso utilizar la planta en otros productos, por ejemplo con aceites esenciales porque no quieren vender cannabis en su forma cruda", dijo.

Para Zara, la oportuna regulación del cannabis puede mejorar las redes de cuidado comunitario y autocuidado en casa.

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