El 8 de marzo de 2021 es el primer Día de la Mujer que el mundo pasa en medio de la pandemia de COVID-19. También el primero desde aquel 8 de marzo en que millones de mujeres tomaron las calles de distintas ciudades de México con el objetivo de gritar ¡BASTA! Basta de feminicidios, basta de acoso, basta de violaciones, basta de desigualdad en los espacios laborales, basta de tanta indolencia, simplemente basta de la violencia patriarcal.
Ese domingo de 2020 el morado de las jacarandas se opacó con el morado de la organización y la resistencia de ellas, que se teje en más rincones del país, para algunas como cada año, y para otras, por primera vez. Miles se acuerparon como una promesa de que los días del patriarcado están contados.
“En primer lugar acompañaba a mis hijas, pero ya estando ahí la experiencia que viví fue extraordinaria, nunca había asistido a una marcha y ésta fue extraordinaria. Cuando yo era joven no se organizaban marchas de mujeres como ahora lo hacen, sólo había un intento de participar y muchas ya teníamos esa inquietud de salir adelante y no depender de nadie. Y por supuesto volvería a hacerlo”, dice Ana Santana, una trabajadora social de la educación retirada, quien acudió por primera vez a la megamarcha en Ciudad de México en 2020.