“A partir de hoy, solo hay dos géneros: femenino y masculino”, “La nuestra será una una sociedad ciega a los colores y basada en el mérito", fueron dos de las frases con las que el presidente Donald Trump confirmó hoy cómo será la arquitectura de sus políticas sociales en relación a la comunidad LGTBQ+, y trazó lo que será una línea divisoria en el paisaje humano de toda una nación.
Trump: "A partir de hoy sólo hay dos géneros: masculino y femenino"
El anuncio abre cuestionamientos vinculados al alcance que tendrá esta postura para las más de 1,5 millones de personas que, según datos del Williams Institute forman parte de la comunidad trans en Estados Unidos. Entre algunos de los riesgos más evidentes figura la desaparición de tratamientos específicos a dicha comunidad, como la terapia hormonal y las cirugías de afirmación de género.
En educación, la implementación de una política que reconoce sólo dos géneros podría afectar la seguridad y la inclusión de estudiantes LGBTQ+. Según un estudio de GLSEN (Gay, Lesbian and Straight Education Network, por sus siglas en inglés) de 2023, el 75% de los y las estudiantes transgénero se sintieron inseguros en la escuela debido a su identidad de género. La nueva política puede resultar en la eliminación de protecciones que permiten a estos estudiantes usar instalaciones acordes a su identidad de género y participar en actividades escolares de manera segura.
La visión de una sociedad basada en el mérito y ciega a los colores también podría influir en cómo se interpretan y aplican las políticas de acción afirmativa. La falta de reconocimiento de las identidades de género no binarias en el sistema judicial podría dificultar la lucha contra la discriminación, afectando el acceso a la justicia para las personas transgénero, en un pais donde el propio FBI reportó el aumento el 30% de crímenes de odio contra personas transgénero al comienzo de la campaña de Trump.
La declaración de Trump coincide con algunos cambios en el sector corporativo, como la reciente decisión de Meta de eliminar sus políticas internas de diversidad. Este movimiento refleja un posible -aunque fatídico- cambio en la dinámica de inclusión corporativa, en un momento donde las políticas gubernamentales también parecen retroceder en términos de reconocimiento de la diversidad de género.