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"La maternidad no debería ser un obstáculo para las mujeres en la ciencia."

La astrónoma Julieta Fierro destaca la importancia de compartir el conocimiento, romper barreras de género y garantizar políticas para equilibrar la vida personal y profesional de mujeres científicas.
mar 26 noviembre 2024 09:03 AM
"La ciencia no tiene sentido si no se comparte, si no inspira a cuestionarnos.", dice Fierro
"La ciencia no tiene sentido si no se comparte, si no inspira a cuestionarnos.", dice Fierro

Podría ser altanera, inalcanzable: su recorrido científico le daría la posibilidad de serlo y aún así, ser prestigiosa. Pero en lugar de eso, Julieta Fierro es esa mujer que te recibe en su casa, te hace enchastres con agua en su propia mesa para demostrarte cómo un experimento es mucho más poderoso que todas las teorías del mundo, te regala chocolates para hacer una metáfora sobre la felicidad y los retos de la vida, y te dedica dos horas de su vida de la forma más generosa posible.

Desde sus primeros años como estudiante de física en la UNAM, hasta convertirse en una de las divulgadoras científicas más queridas y respetadas de América Latina, Julieta Fierro fue y sigue siendo una voz incansable para la ciencia. Pero su historia no solo es una acumulación de logros académicos, sino un testimonio de cómo la pasión por el conocimiento puede cambiar vidas, cómo la ciencia puede ser accesible y, sobre todo, cómo una mujer puede enfrentar barreras sociales y culturales para alcanzar las estrellas.

Julieta nació en la Ciudad de México en 1948, en una época donde las oportunidades para las mujeres eran limitadas. En un México donde se esperaba que las mujeres fueran amas de casa, desafió las normas al encontrar en la ciencia un espacio para cuestionar, descubrir y aportar.

Desde joven desarrolló una habilidad única para explicar conceptos complejos de manera sencilla, algo que ella misma atribuye a su relación con su hermano Miguel, quien tenía síndrome de Down. "Mi hermano quería aprender de todo, y yo quería enseñarle. Fue él quien me enseñó a explicar fácil. Usábamos experimentos caseros, nos divertíamos mucho y al final, ambos aprendíamos," comenta Fierro. Esa conexión sembró la semilla que más tarde la convertiría en una divulgadora científica apasionada.

Su carrera despegó en la Facultad de Ciencias de la UNAM, donde estudió física y luego se especializó en astronomía. En lugar de quedarse en laboratorios o aulas, entendió que la ciencia no tiene sentido si no se comparte. Por ello, se dedicó a la divulgación, uniendo al universo con el público general. Hoy, con más de 40 libros publicados, programas de televisión y colaboraciones internacionales como la NASA, su impacto sigue expandiéndose.

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¿Qué la motivó a estudiar física y astronomía?

Siempre me han fascinado las grandes preguntas. De niña, miraba las estrellas y me preguntaba: ¿qué hay más allá? En la escuela, me gustaban las matemáticas y la física, pero también veía que muy pocas mujeres se interesaban por estas disciplinas. Elegir esta carrera fue también un acto de rebeldía. En mi época, se esperaba que las mujeres fuéramos amas de casa, pero yo quería demostrar que podíamos aspirar a mucho más.

¿Qué la inspiró a dedicarse a la divulgación?

Mi hermano Miguel tenía síndrome de Down y siempre estaba lleno de curiosidad. Aprendí a explicarle las cosas de manera sencilla, con ejemplos y experimentos. Fue él quien me enseñó que la ciencia podía ser divertida y accesible. Más tarde, esa habilidad para explicar lo complejo de forma clara se convirtió en mi sello como divulgadora. Por eso digo que mi hermano fue mi primer maestro.

¿Cómo descubrió que la divulgación científica sería su camino?

Fue algo que se dio de manera orgánica. Cuando estaba estudiando, me invitaron a un programa de televisión para hablar sobre astronomía, y más tarde a escribir un libro. Me di cuenta de que tenía una habilidad especial para conectar con el público. Además, entendí que quedarme en un laboratorio no era suficiente; necesitaba compartir la maravilla del universo con las personas.

¿Qué retos enfrentó como mujer al entrar al mundo de la ciencia?

En los años 60 y 70, las mujeres científicas éramos casi una rareza. Escuché comentarios como '¿qué haces aquí?' o 'mejor dedícate a algo más femenino'. Incluso cuando lograbas destacar, tenías que luchar el doble para que reconocieran tus logros. Además, no existían políticas que facilitaran combinar la maternidad con una carrera científica. A pesar de los avances, estas barreras siguen existiendo.

¿Cómo ha cambiado el panorama para las mujeres en la ciencia desde entonces?

Ha habido avances, pero todavía falta mucho por hacer. Hoy hay más mujeres en las ciencias, pero seguimos enfrentando estereotipos y barreras estructurales. Por ejemplo, no hay suficientes guarderías en las universidades o políticas que apoyen a las científicas madres. Además, muchas veces nuestras contribuciones quedan invisibilizadas.

¿Qué políticas cree que podrían apoyar a las mujeres científicas?

Primero, necesitamos guarderías en las universidades y escuelas de tiempo completo para que las mujeres puedan estudiar y trabajar sin sacrificar su vida familiar. También necesitamos becas específicas para madres y horarios flexibles. Pero más allá de las políticas, se necesita un cambio cultural que reconozca que las mujeres tienen derecho a una carrera plena, sin limitaciones.

¿Qué opina de quienes cuestionan el gasto en ciencia en un país como México?

Es una crítica válida, pero desde el desconocimiento. La ciencia está en todo: desde el GPS en los teléfonos hasta los avances médicos. La astronomía, por ejemplo, ha dado lugar a tecnologías que hoy usamos diariamente. Invertir en ciencia no es un lujo, es una inversión en el bienestar de la sociedad.

¿Cómo ve el futuro de la ciencia en México?

Es un panorama complicado. Aunque hay más interés en temas como el cambio climático, seguimos teniendo problemas de base, como la falta de educación de calidad. Sin una buena educación básica, no podemos esperar grandes avances científicos. Necesitamos políticas públicas que prioricen la educación y la formación de científicos.

¿Qué mensaje tiene para las niñas que quieren estudiar ciencias?

Que lo hagan, sin miedo. La ciencia es un camino lleno de retos, pero también de recompensas. Les diría que no se sientan intimidadas, que pidan ayuda cuando la necesiten y que no dejen que nadie les diga que no pueden hacerlo. La curiosidad y las ganas de aprender son sus mejores aliadas.

¿Cómo se puede hacer la ciencia más atractiva para los jóvenes?

Hay que enseñar la ciencia de una forma que despierte la curiosidad. El sistema educativo actual está lleno de prácticas obsoletas, como memorizar fórmulas sin entenderlas. La ciencia debería enseñarse con experimentos, juegos y ejemplos prácticos. Cuando explico el concepto de centro de masa con una lata de agua, los estudiantes no solo entienden, sino que nunca lo olvidan.

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¿Qué piensa del impacto de la tecnología en la curiosidad de los jóvenes?

"Es un arma de doble filo. La tecnología puede distraer, pero también puede ser una herramienta maravillosa si se usa correctamente. Por ejemplo, un video en YouTube puede despertar el interés de un niño por el sistema solar. Lo importante es enseñarles a usar estas herramientas de forma consciente y creativa."

¿Cómo cree que la ciencia puede enseñarnos sobre la felicidad?

"La ciencia nos enseña a resolver problemas y superar retos, y eso genera una felicidad profunda. No es una felicidad pasajera como la que da el consumo, sino un sentido de propósito. Además, vivir con curiosidad y disfrutar el proceso de aprender algo nuevo nos conecta con nuestra esencia como seres humanos."

¿Por qué ha sido importante para usted involucrarse en luchas de derechos humanos?

"Porque la ciencia no puede existir en un vacío. Siempre he luchado por el derecho al aborto, salarios justos para trabajadoras domésticas, la eutanasia y la educación de calidad. Creo que la ciencia debe servir para construir un mundo más justo. Muchas de las soluciones están en nuestras manos, pero las barreras sociales nos detienen."

Usted menciona mucho la importancia del “lenguaje claro.” ¿Qué significa para usted?

"El lenguaje claro es un derecho humano. ¿De qué sirve la ciencia si nadie la entiende? Desde las instrucciones de un medicamento hasta un juicio legal, el lenguaje claro puede hacer la diferencia entre entender y perderse. Sueño con que el lenguaje claro sea una norma internacional. Comunicar bien es empoderar a las personas."

¿Qué opina de Claudia Sheinbaum como una posible presidenta?

Me alegra que sea una mujer con formación científica; eso ya es un avance. La conozco desde que era bebé porque nuestras familias estaban conectadas. Claudia siempre fue idealista y comprometida. Ahora enfrenta un reto inmenso, pero espero que su formación le permita tomar decisiones basadas en evidencia y que dé un lugar importante a la ciencia en su gobierno.

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