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"Las palabras que elegimos pueden reafirmar estereotipos o cambiarlos"

El Vicepresidente Adjunto de Asuntos Externos de AT & T en México y la cofundadora de Yo También aseguran que “el desconocimiento sobre temas de discapacidad puede lastimar a otras personas”
lun 23 septiembre 2024 04:25 PM
Katia D´Artigues, co fundadora de Yo también
Set of Disabled Characters Blind Woman with Cane, Man in Wheelchair, Woman with Robotic Hand Prosthesis, Sportsman with Bionic Leg Prosthesis, Girl on Crutches. Cartoon People Vector Illustration

Según el censo 2022 del INEGI, en México hay 20 millones 838 mil 108 personas que viven con alguna discapacidad o limitación; lo que representa alrededor del 15%, de la totalidad de personas del país. Esto indica que, tomando en cuenta la conformación promedio de las familias en México-4 personas por unidad familiar-, en el país hay alrededor de 80 millones de personas vinculadas a la discapacidad, el 63% de la población total del territorio.

Aun en este contexto, el nivel de información sobre el tema es bajo, y cada una de las herramientas educativas disponibles suma profundamente para que la sociedad pueda aprender a identificar y eliminar todas las barreras que impiden acceder a la educación y trabaja en todos los ámbitos.

Por eso, “¿Cómo se dice? De la A a la Z, el primer diccionario para reportear, escribir y contar historias sobre discapacidad”, aunque inicialmente estaba pensado para que las representaciones de los medios de comunicación fueran más respetuosas e inclusivas al hablar sobre personas con discapacidad, ya se transformó en una herramienta de consulta de alta utilidad para que lo haga cualquiera que esté interesado en aprender más sobre el tema.

Este documento, elaborado por AT&T y la Fundación Yo También, busca que sus lectores y lectoras aprendan cómo hablar de la discapacidad de una manera que priorice a la persona antes que su condición y a representarlos de forma inclusiva, evitando lenguajes que refuercen estereotipos.

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¿Cómo inició la empresa su compromiso con las personas con discapacidad?

Daniel Rios, Vicepresidente Adjunto de Asuntos Externos de AT & T en México: En 1885, Alexander Graham Bell fundó American Telephone & Telegraph (AT&T) una empresa surgida de las propias investigaciones que él realizó sobre la escucha y el habla para darle a su madre y esposa, quienes eran personas sordas, acceso al mundo. Estas investigaciones dieron origen a la primera patente estadounidense del teléfono. Con su invento, Graham Bell buscaba incluir a las personas que más amaba. En mi propia experiencia personal, como persona con una discapacidad visual -solo tengo alrededor del 3% de visibilidad normal- sé por experiencia que la tecnología ha cambiado mi vida de una manera profunda. Desde los teléfonos hasta los lentes electrónicos, cada avance ha sido una herramienta vital para mi día a día de esta empresa, y tengo un compromiso personal y profesional con estos temas.

¿Podrías contarnos un poco más sobre cómo surgió la idea del diccionario y cómo ha impactado en el periodismo en México?

Katia D´ Artigues, cofundadora de Yo También: El diccionario surgió a partir de una necesidad recurrente que tanto Bárbara Anderson como yo identificamos. Como periodistas, muchas veces recibíamos consultas de otros colegas preguntándonos cómo referirse a personas con discapacidad. Preguntas como “¿se dice capacidades diferentes o especiales?” o “¿cómo llamas a una persona que es bajita?” eran muy comunes. Y nos dimos cuenta de que había una falta de conocimiento, lo que generaba miedo de usar el término incorrecto y, en consecuencia, de lastimar a alguien. Así que creamos este diccionario adaptado a las necesidades de México y gran parte de Latinoamérica. Ha sido una herramienta invaluable no solo para periodistas, sino también para publicistas y legisladores.

¿Cómo ha evolucionado el diccionario desde su creación?

KD: La verdad es que ha sido fascinante ver cómo ha evolucionado. Empezamos con lo básico, pero pronto desarrollamos un taller para acompañarlo, y lo hemos presentado en diversos medios de comunicación. A medida que el lenguaje evoluciona, nosotros también hemos ido adaptándonos. Por ejemplo, términos como "tokenismo" han surgido en los últimos años y son fundamentales para entender cómo ciertas entidades utilizan la inclusión de manera superficial. Ahora, estamos incluso considerando una segunda edición del diccionario y, por supuesto, seguimos dando talleres para continuar sensibilizando y educando.

El primer diccionario fue creado principalmente para periodistas, pero también es útil para otros comunicadores, como publicistas. Ahora estamos trabajando en una versión más específica para publicistas, que resalta la cantidad de personas con discapacidad que son consumidores de una amplia variedad de productos, no solo sillas de ruedas o bastones, como suele pensarse. Queremos que se entienda que este es un mercado muy atractivo, ya que en México hay 22 millones de personas con discapacidad, y si consideras a sus familias, eso impacta a 80 millones de personas.

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¿Qué papel juega la salud mental en esta discusión?

KD: La salud mental también es un aspecto crucial en este tema. Personalmente, he pasado por un proceso de aceptación de mi propia discapacidad psicosocial, ya que he vivido con depresión la mayor parte de mi vida. Este diccionario no solo ha sido una herramienta para sensibilizar a los medios y publicistas, sino también a legisladores que lo consultan para desarrollar iniciativas con un lenguaje acorde a las leyes de vanguardia.

KD: ¿Existen versiones del diccionario para diferentes públicos?

Sí, hemos creado dos versiones del diccionario para niños y una versión de lectura fácil para personas con discapacidad intelectual. Estos recursos están disponibles de manera gratuita en nuestro sitio web, y también tenemos algunos ejemplares físicos que cuidamos mucho.

¿Cómo influye el lenguaje en la percepción de las personas con discapacidad?

KD: El lenguaje es fundamental porque las palabras son los embriones de las ideas. Durante mucho tiempo, términos como "menos válidos" fueron comunes, lo que implica que esas personas son menos valiosas. Por eso, siempre insistimos en poner a la persona primero, como "persona con discapacidad", en lugar de "discapacitado". Las palabras que elegimos pueden reafirmar estereotipos o pueden cambiar la forma en que vemos a las personas con discapacidad, reconociéndolas como sujetas de plenos derechos.

¿Cuáles son las recomendaciones para utilizar un lenguaje inclusivo al referirse a personas con discapacidad?

KD: Mi consejo principal es recordar que la discapacidad es solo una parte de la persona, no lo que la define por completo. Eviten usar verbos como "sufrir" o "padecer" en relación con la discapacidad; simplemente digan que una persona vive con una discapacidad. Además, es importante mantenerse informado sobre los términos adecuados y actuales, ya que el lenguaje evoluciona constantemente.

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