¿Cómo fue tu transición de auditora en el IMSS a la industria minera? ¿Qué te motivó a aceptar este desafío?
Mi carrera comenzó en el IMSS, donde trabajaba como auditora fiscalista. Mi labor era asegurar que las empresas cumplieran con sus obligaciones fiscales, lo cual me dio una base sólida en términos de análisis y cumplimiento normativo. El cambio hacia la minería surgió de manera inesperada cuando fui asignada para auditar a una empresa minera en Chihuahua. Durante el proceso, que duró aproximadamente un año, fui invitada por los directivos de la empresa a unirme a su equipo. A pesar de no tener experiencia en minería, acepté el reto. Tenía 26 años y estaba en busca de nuevos desafíos y oportunidades de crecimiento. La idea de aprender sobre un sector tan diferente me resultó muy atractiva, así que decidí dar ese salto.
¿Cuáles fueron los principales desafíos que enfrentaste al unirte a la minería, una industria tradicionalmente dominada por hombres?
Uno de los mayores desafíos fue ganarme el respeto de mis colegas en un entorno mayoritariamente masculino. Al ser una de las pocas mujeres en la empresa, y además joven, sentía que tenía que demostrar mi valía en cada paso. Mi falta de experiencia técnica en minería también fue un obstáculo, ya que mi formación estaba en administración financiera. Sin embargo, estaba decidida a aprender y a contribuir de manera significativa. Enfrentar estos desafíos fue duro, pero me enseñó la importancia de la resiliencia y de tener una mentalidad de aprendizaje constante.
¿Qué acciones específicas te ayudaron a ganar la confianza y el respeto de tus colegas?
La clave para ganar la confianza fue demostrar resultados tangibles. Uno de mis primeros proyectos fue revisar las remuneraciones de los empleados. Detecté que muchos no estaban recibiendo salarios justos, lo que generaba desmotivación. Implementé un plan para ajustar los salarios y mejorar las condiciones laborales, lo cual tomó tiempo debido a la situación financiera de la empresa, pero finalmente se logró. Ver cómo mis propuestas se materializaban y tenían un impacto positivo en la moral de los empleados fue fundamental para que mis colegas comenzaran a confiar en mí.
¿Qué aprendizajes personales has obtenido a lo largo de estos años en la minería?
Uno de los aprendizajes más importantes ha sido la importancia de la empatía en la gestión de personas. En una industria tan demandante como la minería, es fácil centrarse solo en los resultados, pero cuidar del bienestar de los trabajadores es igualmente crucial. Este enfoque en las personas me ha permitido no solo mejorar la productividad, sino también escalar posiciones dentro de la empresa, alcanzando un rol directivo donde puedo influir en decisiones clave que benefician tanto a los empleados como a la organización.
¿Cómo ha evolucionado la participación femenina en la minería y cuáles son los desafíos que persisten?
Aunque hemos visto un incremento en la participación femenina, todavía es un porcentaje bajo, especialmente en roles operativos y directivos. En nuestra empresa, por ejemplo, solo un pequeño porcentaje de los colaboradores son mujeres, y la mayoría trabajan en áreas administrativas. Los desafíos persisten principalmente en cambiar la cultura organizacional y superar los estereotipos de género. Sin embargo, es alentador ver un creciente interés de las mujeres jóvenes en estudiar carreras relacionadas con la minería y la ingeniería.
¿Qué consejo le darías a una mujer que desea incursionar en la minería?
Les aconsejaría que no se desanimen por los desafíos. Es crucial estar bien preparadas y nunca dejar de aprender. Además, es importante no tener miedo de levantar la mano y hacer preguntas, y buscar mentores que puedan guiar y apoyar su desarrollo. Mostrar resultados concretos y ser persistentes es la mejor manera de ganar respeto y confianza en cualquier industria.
Es fundamental destacar e impulsar la perseverancia y la solidaridad entre mujeres. Mi carrera ha estado llena de desafíos, pero cada uno de ellos me ha enseñado algo valioso. Animo a todas las mujeres a que persigan sus metas con determinación y a que se apoyen mutuamente. Juntas, podemos romper las barreras y abrir nuevos caminos para las futuras generaciones.
