María Fernanda Cámara Morales, vocera de REDefine y activista, sostiene que antes de la reforma las mujeres eran las más afectadas por la subcontratación ilegal, lo que las dejaba en una situación de vulnerabilidad respecto a su acceso a seguridad social y a otras consecuencias a largo plazo, como no tener recursos suficientes para un retiro digno. Con el cambio en la regulación, no todas se fueron al esquema de nómina, algunas empresas optaron por los esquemas de honorarios.
Además, opina Cámara, la recuperación de empleos se ha dado en término de cantidades, pero no de calidad, pues si bien las mujeres han accedido a nuevos puestos, siguen sufriendo la brecha salarial que las mantiene con ingresos menores. De los poco más de 1.3 millones de trabajadores que cobran más de 21,255 pesos (cinco salarios mínimos), 29% son mujeres y 71% hombres.
"Estamos enfrentándonos a una crisis en el mercado de trabajo, pero no la estamos viendo con perspectiva de género", advierte.
Sunny Villa, socia fundadora del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), señala que el problema no fue el cambio en la regulación, sino el entramado general del mercado laboral que ofrece las opciones más precarias a las mujeres que buscan esquemas de flexibilidad. "No le echaría la culpa al outsourcing, no hay manera de trabajar con sin un sistema federal de cuidados", afirma.
La pandemia sirvió para visibilizar problemas que existían respecto al empleo de mujeres, dice Villa, pero también para transparentar la situación que viven la mayoría en sus hogares y quienes sostienen la economía del cuidado trabajando 58.4 horas semanales sin ningún pago a cambio.
Explica que el empleo en general se está recuperando, pero el de las mujeres no, pues la tasa anual de desocupación para ellas en 2019 era de 3.5 y en 2021 era de 3.8, mientras que la de hombres bajó de 3.4 a 3.3, de acuerdo con los datos del Inegi.