Dardos envenenados y estereotipos de género
Las organizaciones están cada vez más vigiladas respecto a las condiciones en que se desempeñan sus equipos de trabajo así como en la conformación de su organigrama; incluso por requisitos de inversionistas o para obtener certificaciones, han optado por cumplir ciertas medidas afirmativas para garantizar el acceso a mujeres (y otros grupos poblacionales) a mejores oportunidades profesionales.
"Ellos piensan que están cumpliendo una obligación al brindar oportunidades a mujeres, aunque sea sólo con contextos adversos. Pero esas condiciones representan vulnerabilidad para ellas, no una fortaleza", advierte Tatiana Adalid, experta en mercadotecnia estratégica y en reputación corporativa de la Universidad Anáhuac.
Otro posible motivo es la existencia de sesgos inconscientes, que se reproducen al pensar que existen diferencias entre el liderazgo femenino y el masculino y, además, con base en estereotipos de género, suele atribuirse a las mujeres una capacidad e interés intrínseco por cuestiones relacionadas con las llamadas habilidades blandas como creatividad, capacidad de adaptarse a un entorno complejo o empatía, características consideradas positivas en una crisis, mientras que de los hombres se esperan habilidades técnicas como la negociación o dirección.
Para Adalid, remover a un director para designar a una nueva directora puede verse como un avance de la perspectiva femenina de las empresas porque el número de crisis es creciente; no obstante, la realidad apunta más a que tanto hombres como mujeres fuimos educadas y socializadas para cumplir con ciertos roles en la vida pública y privada.
Expertas como Laura Peña, socia y directora de Operaciones de Relind, una empresa de gestión de capital humano, habla sobre las compañías que tienen expectativas de las mujeres y su liderazgo como que éste sea más empático y enfocado en los detalles, habilidades útiles en la resolución de algún problema o crisis.
Además de la creencia basada en un estereotipo de género, el problema de que las mujeres ocupen estas posiciones es que las crisis al ser finitas y, en muchos casos, efímeras, sólo requieren de la pericia y aportaciones de mujeres por periodos reducidos, en los que incluso los puestos que les ofrecen son interinos y no definitivos.
"Las mujeres resuelven sus problemas y luego que ya todo pasó, estas mismas posiciones se quedan en manos de hombres que se quedarán de forma definitiva con el puesto mientras que siguen mandando a esas mismas mujeres a apagar otros fuegos", dice Peña en entrevista con Expansión Mujeres.
Por tanto, que la decisión sea tomada con la influencia de los motivos aquí expuestos, como para cumplir con una cuota o 'quemar un cartucho' en lo que llega un hombre a cubrir una decisión, es nada ético y poco estratégico, de acuerdo con Lourdes Ocampo, profesora de liderazgo de EGADE Business School sede Guadalajara.
¿Por qué las mujeres acceden a resolver crisis?
Eso dependerá de cada mujer y su situación. Aunque parezca incomprensible para algunas personas que las mujeres asuman retos que parecen más arriesgados que oportunos, se debe partir de que las mujeres están en búsqueda de estas ventanas de oportunidad.
"Seguramente algunas de estas oportunidades se les presentaron primero a hombres que las rechazaron porque igual pueden acceder a otras, mucho más fácil que las mujeres, debido a la cultura patriarcal", indica Tatiana Adalid.
Por su parte, Ocampo considera que para una mujer es más difícil decir que no a una promoción u oportunidad, porque no sabes cuándo se te va a presentar una puerta para ti y, peor, temen también cerrar otras puertas para las mujeres que vienen en el camino.