Ximena Márquez, psicóloga laboral, apunta que desde su experiencia como asesora profesional de Recursos Humanos en corporativos, el principal motivo que ha observado por el cual las mujeres renuncian a sus empleos es que el salario no es suficiente.
No es solo una percepción, en México la precarización de los empleos afecta también a ciertas actividades en las que las mujeres están sobrerrepresentadas -como el sector servicios-, pero la frustración aumenta cuando nota que además de que su sueldo no es alto, un hombre que desempeña las mismas funciones gana más que ella por hacer lo mismo. La brecha salarial en México provoca que por cada 100 pesos que gana un hombre, las mujeres perciban solo 73 realizando el mismo trabajo.
"La brecha salarial lleva a otro problema, como la falta de reconocimiento", apunta respecto a que la ausencia de un salario que vaya acorde con la responsabilidad de su actividad les hace sentir que las organizaciones no valoran su trabajo.
Cerros agrega la falta de oportunidades de crecimiento, que muchas veces es provocada por estereotipos de género que no les permiten acceder a opciones de capacitación ni ascensos, porque en algún momento las mujeres “se van a salir de trabajar por cuidar a su familia”.
Y claro, también está la parte personal.
Adriana Ortiz, psicoanalista, escritora y miembro de la Sociedad Psicoanalítica de México, sostiene que los roles más tradicionales de género han confinado a las mujeres a la vida privada y eso hace que, en ocasiones, prioricen cuidar a su familia. En su experiencia, ha observado que el embarazo es un motivo por el cual suelen renunciar, ya sea por cuestiones de salud o una incompatibilidad con esa nueva faceta de vida y los procesos de trabajo de una empresa.
En este apartado, también menciona el hecho de que mujeres que son víctimas de acoso laboral o sexual renuncian a sus trabajos cuando no encuentran una solución ni el respaldo de sus superiores para sentirse de nuevo en un espacio seguro.