Detrás de la renuncia de una mujer a su trabajo, hay más de lo que parece. Si decide dejar su puesto y no seguir trabajando, o irse a una empresa con un horario más flexible, generalmente se piensa que lo hace porque prioriza su vida personal sobre la laboral. Y no necesariamente tiene por qué ser así.
Noma Cerros, catedrática en el Tecnológico de Monterrey y CEO de Womerang, una organización que ofrece capacitación a las empresas para que incrementen el número de mujeres en su organigrama, señala que hay que mirar más allá. "La mayor parte de las personas piensa que las mujeres suelen renunciar por falta de balance entre su vida y el trabajo, pero esa falta de balance es en realidad la sobrecarga que ellas tienen del trabajo no remunerado y no una falta de capacidad o ingenio para acomodar sus agendas", dice en entrevista con Expansión Mujeres.
La especialista pone como ejemplo el estudio 'Women in the Workplace', que realizó McKinsey el año pasado, que menciona que en Estados Unidos, una de cada tres mujeres está buscando renunciar o buscar esquemas más flexibles o atractivos de empleo.