"Ésta no es la primera vez, pero sí con la marca más grande y no estoy de acuerdo que una empresa que claramente tiene presupuesto para sus proyectos no pague lo justo por el trabajo de la gente", dice en entrevista con Expansión Mujeres.
La ilustradora explica que comenzó a colaborar con Converse en 2020, cuando la contactaron para solicitar sus ilustraciones para iniciativas particulares. En ese entonces, detalla, no le hablaron de una remuneración específica y ella aceptó con la esperanza de que la situación económica del trato cambiara.
Sin embargo no fue así, y aunque sí bien en un par de ocasiones le mandaron tenis de la marca, estos no cuentan como una retribución en especie, sino como regalos que la empresa le hizo.
Aunque no estaba satisfecha con la falta de pago, había aceptado trabajar con ellos durante estos dos años, hasta que la marca decidió elevar el nivel de exigencia.
"La verdad, me emocioné tanto cuando me buscaron que no quise moverle tanto al tema del sueldo, para no perder el trato. Pero en estos últimos meses ya me exigían que me conectara a juntas creativas con influencers y sus clientes, en las que además de que no veíamos nada de trabajo, no me pagaban por ese tiempo que era adicional al que me tomaba hacer sus ilustraciones y ya no me pareció correcto", dice.
Fue después de que recibió una advertencia de que se acabaría el trato por no "ser participativa" que ella volvió a preguntarles por su sueldo y no recibió respuesta ninguna de la empresa.
Expansión Mujeres buscó a Converse, que no respondió a la solicitud de comentarios.
¿Por qué es frecuente este tipo de situaciones?
Norma Cerros, catedrática en el Tecnológico de Monterrey y CEO de Womerang, una organización que ofrece capacitación a las empresas para que incrementen el número de mujeres en su organigrama, menciona en entrevista que es común que las empresas soliciten capacitadores o speakers que regalen su trabajo, incluso hasta para avanzar las iniciativas de género de las organizaciones.