Un caso similar al de Mariana Lima es el de Lesvy Berlín, cuya pareja, Jorge Luis González, aseguró que ella se suicidó frente a él en el campus de Ciudad Universitaria el 3 de mayo de 2017. Dos años y cinco meses después, el 11 de octubre de 2019, el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad de México lo declaró, por unanimidad, culpable de feminicidio y lo sentenció a 45 años de prisión.
La diferencia entre la resolución de un caso y otro obedece a factores diversos. Uno de estos fue la entrada en vigor del nuevo sistema de justicia penal en México, implementado en 2016. Juicios orales donde se puede escuchar a las víctimas de delito, un acceso a las carpetas de investigación, y una mayor apertura para exponer datos de prueba de manera directa frente a un juez por parte de especialistas son algunos de sus elementos.
“El caso de Mariana Lima está en el sistema tradicional, ha sido muy lento para poder desahogar pruebas, es poco ágil y sí tiene diligencias que yo considero revictimizantes: el careo, que implica poner a la madre frente al agresor y confrontarlos respecto a la versión que cada uno tiene de un suceso”, explica en entrevista Sayuri Herrera, primera titular de recién creada Fiscalía Especializada para la Investigación del Delito de Feminicidio en la Ciudad de México, y abogada que logró reclasificar el caso de Lesvy Berlín como un feminicidio.
En esta afirmación concuerda Fundar , Centro de Análisis e Investigación A.C., que ha visto como un “efecto positivo” del nuevo sistema de justicia penal la disminución de los tiempos de resolución frente al sistema tradicional.
“En el sistema penal inquisitorio, que era principalmente escrito, la víctima no tenía un papel preponderante ni una participación importante en el proceso. En el acusatorio, que es predominantemente oral, la víctima forma parte. Esta reforma que impacta a muchos delitos, lo hace con el tipo penal de feminicidio, sus investigaciones y sus juicios”, dice en entrevista Edith López Hernández, abogada feminista afromexicana.