La crisis ocasionada por la pandemia de COVID-19 agravó la situación: las horas que las mujeres dedican al trabajo del hogar aumentaron, lo que a su vez provoca que interrumpan sus estudios o su entrada al mercado laboral. Los ingresos son menores o nulos, y muchas no tienen acceso a la seguridad social.
La corresponsabilidad en el trabajo de cuidados al interior de los hogares entre hombres y mujeres, las empresas y los gobiernos —mediante la provisión de servicios de cuidado de calidad— deben estar al centro de la respuesta ante la crisis. Por tal motivo, este año, a través de la campaña ÚNETE y bajo el lema "¡Pongamos fin a la violencia contra las mujeres YA!, ONU Mujeres pone énfasis en la urgencia de avanzar hacia una recuperación socioeconómica sostenible e incluyente tras la pandemia.
La Alianza impulsa la aceleración de la recuperación económica equitativa posterior a la pandemia al implementar e incrementar compromisos y acciones concretas en materia de cuidados.
Los principios de este movimiento global consisten en el reconocimiento de la responsabilidad del Estado como el principal garante de los cuidados, el cuidado como bien público, el cuidado como derecho, así como la disponibilidad, accesibilidad, asequibilidad y calidad de los servicios de cuidados, incluyendo su seguimiento y evaluación.
“Como convocantes, junto con ONU Mujeres hemos estado promoviendo esta Alianza para reconocer que los cuidados son un bien público, que deben ser un derecho, que tenemos que preocuparnos por quienes cuidan y las personas que requieren cuidados”, menciona la directora de Inmujeres, Nadine Gasman en entrevista.