Mariana Pérez también es madre, vive en Ciudad Juárez y comparte el trabajo doméstico y de cuidados con su pareja. “Yo trabajaba por la mañana y él por la tarde, se quedaba con la bebé en lo que yo me iba. Cuando empezó a tomar fórmula, él se despertaba y a veces yo, nos íbamos turnando. Él limpiaba la casa antes de irse, me dejaba la comida hecha para que ya nada más llegara a comer y a hacerme cargo de la bebé. Ahora que la niña ya está más grande, los dos nos ponemos a limpiar la casa juntos”, cuenta.
Salvador Rueda es ingeniero de diseño en una maquila. Tiene 40 años de edad y cuatro de ser papá de Cassandra Victoria Rueda, su primera hija.
“Desde su nacimiento hemos tratado que tenga todas las libertades que le podemos brindar como padres, pero como en todo hay aciertos y hay errores (…) No le damos todo en charola de plata pero sí la apoyamos en lo que ella requiera”, menciona en entrevista sobre el cuidado de la niña.
A pesar de la carga de trabajo y de ser el proveedor en su familia, Salvador Rueda considera que la crianza debe ser compartida. Para él es importante no dejar esta responsabilidad solamente a su esposa; además, como parte del cuidado de su hija Cassandra, ha vivido momentos que atesora.
“Sí es muy importante que en la crianza los padres participen en todo el proceso, desde el kínder, desde lo que desayunan. Es importante dejarlos ser, que tomen sus decisiones, que no los traigan todo el día en los brazos, que sí los dejen caminar y que si se caen sepan que ahí van a estar”, dice de forma metafórica y literal.
En el apartado XXVII Bis del artículo 132, se dice que a los hombres trabajadores se les debe otorgar permiso de paternidad de cinco días laborables con goce de sueldo por el nacimiento de sus hijos y de igual manera en el caso de la adopción de un infante.
Sin embargo, a la pareja de Mariana sólo le dieron dos días de licencia tras el nacimiento de su hija, a ella cuatro meses. En el caso de Reyna, su pareja no tuvo ningún día.
Elia Orrantia, directora de Sin Violencia A. C ., una organización sin fines de lucro que ayuda a prevenir la violencia de género en Ciudad Juárez y presta servicios de atención psicológica, legal, médica y educativa, menciona que a la par de la maternidad, las mujeres tienen la carga mental de cumplir con las expectativas sociales. Por ejemplo, combinar el rol materno con el trabajo genera culpas sociales como “’¿cuántas horas lo dejaste?’ Nadie cuestiona a los hombres cuando salen a trabajar ocho, 12, o 15 horas, o viajan; en cambio cuando una mujer empieza a hacer eso de manera profesional, es cuestionada, (…) nos enfrentamos a estos roles del deber ser una buena madre y esposa”.