Nuevos tiempos, nuevos estudios
Los “temas de género” se suelen pensar como sinónimo de aquellos que son “de mujeres”, sin embargo, quienes estudian este campo advierten que se debe incluir también a la diversidad de la comunidad LGBT+. En ese sentido van las nuevas miradas de los estudios y encuestas que están realizando tanto el Inegi como el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG).
“Para muchas autoridades, los temas de género no se han visto como algo prioritario, esa es una de las razones por las que no se hacen estudios tan específicos”, explica Edith Ortiz Romero, investigadora del CIEG. Dado que los temas de género aún no se transversalizan en muchos estudios o encuestas nacionales, la perspectiva de género “provoca a veces resistencia, además de que se necesita mucho presupuesto”, agrega.
A pesar de que esta inclusión es aún una deuda pendiente en las encuestas más importantes, tanto la UNAM como el Inegi están dando pasos adelante, este último está levantando en campo la Encuesta Nacional de Diversidad Sexual y Género. De acuerdo con Edgar Vielma, aborda el concepto de identidad: “Se está realizando por primera vez. Terminaremos la primera quincena de enero 2022. Busca ver el desarrollo y los derechos de las personas en términos de su identidad de género y preferencias sexuales, y si es que llegan a ser vulneradas por estas mismas”.
En 2020 surgió la Coordinación de Igualdad de Género de la UNAM, que ha impulsado varias encuestas y estudios importantes dentro de la comunidad universitaria. La más novedosa y reciente es la primera
Consulta universitaria sobre condiciones de igualdad de género de la comunidad LGBTIQ+ en la UNAM
, la cual busca identificar los distintos niveles de acceso de las personas LGBT+ a sus derechos universitarios, así como las expresiones de vulnerabilidad y discriminación basadas en su condición sexogenérica. Se está levantando actualmente mediante un cuestionario en línea.
Otra de las investigaciones más relevantes es
Intrusas en la Universidad
. La publicación analiza cualitativa y cuantitativamente no sólo la presencia y ausencia de mujeres en las carreras y áreas académicas de la institución, sino la forma en que se materializan las relaciones de género en su interior. Permite detectar, por ejemplo, mecanismos de ordenamiento y exclusión involuntarios, como las mujeres y su presencia en las carreras de Pedagogía y Enfermería, y de los hombres en Ingeniería y Matemáticas. Esto también apunta a responder por qué las mujeres han sido relegadas de los espacios directivos y de toma de decisiones, incluso cuando ya han terminado una carrera profesional.
Otros
estudios del CIEG
que se han hecho desde 2006 abarcan temas como corresponsabilidad; participación económica de las mujeres; hogares, pobreza y género; mujeres en la ciencia o violencia sexual.
Para seguir fomentando las encuestas y estudios con perspectiva de género, en México se organiza el Encuentro Internacional de Estadísticas de Género en Aguascalientes. “Es uno de los legados que el Inegi junto con el Inmujeres, la Comisión Económica para América Latina (Cepal) y ONU Mujeres hemos tenido durante 21 años y muchos de los desarrollos van a la Conferencia Estadística de las Américas”, dice Nadine Gasman sobre el evento que este año se realiza justo ahora: los días 26, 27 y 28 de octubre.
De los datos a los actos
Si bien México ha demostrado liderazgo en estudios y encuestas a nivel mundial, esto no necesariamente se ve reflejado en un comportamiento de igualdad en la sociedad.
Paulina Grobet explica que ONU Mujeres ha identificado la mejora de los datos, las estadísticas y los análisis de género como una de las tres grandes líneas de trabajo con las que México se ha comprometido para alcanzar la igualdad de género y cumplir con la Agenda 2030, junto con fortalecer la rendición de cuentas y priorizar las inversiones, políticas y programas.
En la creación de políticas públicas entra el trabajo del Inmujeres, que si bien no es una institución que produce información estadística, impulsa a que se hagan encuestas necesarias. “Hacemos análisis más finos de las encuestas que levanta el Inegi, somos parte de su Consejo y hemos apoyado para incorporar la perspectiva de género, interseccionalidad en los censos, en otras encuestas que tienen mucho valor para conocer la situación de las mujeres en México”, dice Gasman.
Con el cruce de datos que proporciona el Inegi y el apoyo de ONU Mujeres, el Inmujeres, según cuenta Gasman, ha hecho cuatro publicaciones que abarcan dónde se cometen los feminicidios, el tipo de armas, la distribución estatal, y en el marco de la pandemia de COVID-19 realizaron una encuesta nacional sobre las necesidades de cuidado en la administración pública federal.
“Tener datos como que 66% de las mujeres ha sufrido algún tipo de violencia en su vida crea una necesidad imperiosa de tener políticas públicas y a partir de ahí se crean programas de atención, como los apoyos a los refugios, políticas en el sistema nacional de prevención, atención, sanción y erradicación de violencia contra las mujeres y cada vez vamos teniendo más elementos”, dice la presidenta del Inmujeres.
Una de las políticas públicas que se están gestando en este sentido es la creación del Sistema Nacional de Cuidados. El proyecto reforma los artículos 4 y 73 de la Constitución y, entre otras cosas, propone que el Estado garantice el derecho al cuidado digno con base en el principio de corresponsabilidad entre mujeres y hombres, las familias, la comunidad y el mercado. Así como “la libertad que tienen las personas para decidir si adquieren o no como obligación el cuidar a quien lo requiera, y el derecho para decidir la distribución del tiempo propio acorde con sus necesidades e intereses”,
según publica
el Senado de la República.
En el “Diálogo sobre el Sistema Nacional de Cuidados”, Belén Sanz Luque, representante de ONU Mujeres en México, consideró que con este proyecto, el Estado mexicano tiene la oportunidad de reconocer, garantizar y proteger el derecho al cuidado y colocarse a la vanguardia con su incorporación en la Constitución. Al contar con una política nacional de cuidados en México, apuntó, “se contribuirá a garantizar servicios de accesibilidad, calidad y suficiencia; sería un generador de empleo que transformará la realidad de personas y mujeres”.
Las entrevistadas coinciden en que en la pandemia se ha puesto más atención a las repercusiones de estas brechas de desigualdad, sobre todo en el tema del trabajo en el hogar, la educación de menores de edad y el cuidado de personas adultas mayores y enfermas. Eso que tanto han marcado las encuestas y estadísticas por años se agudizó en las dinámicas de los hogares durante el confinamiento.
“Que el Inegi, por medio de todos sus programas estadísticos, evidencie lo que están viviendo distintos grupos poblacionales es lo que permite, por lo pronto, no tener desconocimiento. Si hay algo más grave que el problema en sí mismo, es no saber que lo tienes”, concluye Edgar Vielma.