Cuando Aldo Gutiérrez, un joven productor de video, estaba a punto de tener su primer hijo, se encontró con el mismo problema que todos los padres mexicanos: la ley solo le concedía cinco días de licencia por paternidad, un periodo de tiempo claramente insuficiente para ocuparse de un bebé recién nacido. "Platiqué con mi esposa sobre sobre cómo íbamos a funcionar una vez que naciera el bebé, pero tampoco fue un acuerdo explícito que yo tomara un permiso de paternidad", cuenta.
Afortunadamente, su jefa es mamá de un niño de cuatro años y comprendió la situación. Llegó a un acuerdo con ella para que pudiera tomarse tres semanas tras el nacimiento del niño, sin tener que solicitar un permiso adicional con el departamento de Recursos Humanos. "Fue importante porque mi pareja y yo nos acompañamos en ese proceso psicológico, pero también porque mi bebé nació en semáforo rojo y yo pude hacerme cargo de todos los encargos que implicaban que saliera por algo que se necesitara". "Es un hecho se necesitan incluso más que tres semanas para hacerte cargo", añade.