Una vida en silla de ruedas
A Graciela Medina le gusta que le llamen Chelita, lleva siete de sus 73 años en silla de ruedas a causa de un tumor en la columna vertebral que le quitó la posibilidad de caminar. Ella vive en la unidad habitacional Tlatelolco, un espacio en la Ciudad de México proyectado por el arquitecto Mario Pani en 1960, que tiene 11 mil 916 departamentos en 102 edificios.
Las áreas verdes y los andadores han permitido que Chelita pueda salir con su silla de ruedas a tomar el sol e incluso a escaparse con sus amigas a desayunar. “O a una que otra fiestecita”, cuenta en entrevista. Pero ejemplos de planeación urbana como este, no son la regla en la ciudad.
Su hija Sofía jamás ha tenido coche, por lo que cuando tenía que salir con Chelita los primeros años de su discapacidad, lo hacía en transporte público. El Metro no fue una opción, pues aunque desde 2013 se han colocado elevadores en algunas estaciones, la mayoría de estos están dentro de las estaciones y para acceder a las mismas es necesario subir escaleras. Gastar extra en taxis ha sido una necesidad, pues los camiones o “peseros”, son complicados para personas en su situación; poder utilizarlos depende mucho de la buena voluntad de los conductores o la gente alrededor.
“Yo estoy enamorada del Metrobús”, dice Chelita. “Siento que cuando readaptaron la Línea 1, lo hicieron para mí. Otro de mis hijos vive hasta el sur y para ir a verlo, nomás me suben por las rampas, entramos y engancho mi silla hasta llegar allá”, continúa.
Lo que complica su movilidad es el mal estado de los espacios peatonales en las calles. “En Buenavista, las banquetas están para llorar, no se puede circular ni con ayuda, hay que bajarse a la calle y es peligroso. Siempre prometen que van a arreglar, pero arreglan las calles, las banquetas nunca”, explica.
María ha cuidado a su papá desde hace más de 30 años, pero los últimos siete han sido más complicados por la senectud que conlleva la vida después de los 90. Viven en la alcaldía Xochimilco. Es el mismo caso el de Natividad, quien vive al norte de la ciudad y se ha hecho cargo de su padre durante los últimos cinco años. Ambas sólo se desplazan en automóvil particular o en taxi, pues al vivir en la periferia de la Ciudad de México, el transporte público no es una opción para ellas.
Ciudad de México en remodelación
Rodrigo Díaz, subsecretario de la Secretaría de Movilidad de la Ciudad de México (Semovi), asegura en entrevista que dado que la mayoría de las personas cuidadoras son mujeres, un compromiso que tiene es “garantizar la accesibilidad de todas al transporte y espacio público”.
“Aquí claramente existe un rezago de años, porque esto antes no se consideraba un tema importante y la ciudad se llenó de barreras, esto no sólo ha sucedido aquí sino a nivel mundial. Con el Metrobús estamos logrando tener un transporte casi 100 por ciento accesible, aún faltan estaciones como La Raza”, explica Díaz.
En el caso de los transportes eléctricos RTP, el Gobierno de la Ciudad de México está reemplazando las unidades porque no eran accesibles para personas adultas mayores y en silla de ruedas. Para el caso de transporte concesionado, privado, el funcionario advierte que el cambio va a ser más lento.
“Algo que hemos pensado es que no ha sido suficiente adaptar los transportes, sino la accesibilidad a estos”, comenta. Un ejemplo son los trenes elevados, donde los puentes se cambiarán por cruces a nivel y rampas. “El diseño es precisamente para que la gente no necesite una ayuda extra”, agrega Díaz.
Actualmente, hay dos transportes nuevos en la capital: el Cablebús y el trolebús elevado. Desde su construcción fueron planeados pensando en las personas con alguna discapacidad y quienes les cuidan. “Todos tienen elevador, hay un sistema de mantenimiento importante”, afirma el subsecretario.
La remodelación de los Centros de Transmisión Modal, Cetrams, mejor conocidos como “paraderos”, son un compromiso de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, hacia 2024, pues son puntos donde confluyen diversos transportes públicos que conectan con la periferia.
“La mejora de los Cetrams es un gran tema pendiente. Son espacios considerados inseguros, oscuros, claramente no muy bien administrados donde estamos practicando intervenciones como instalación de luminarias para mayor seguridad. Ya estamos en Cetram Pantitlán (el más grande y más complejo), y en camino está el de Universidad, Taxqueña y propuestas de nuevos Centrams en Indios Verdes, San Lázaro y Tacubaya”, dice Díaz.
En cuanto a espacio público como banquetas y andadores, el subsecretario reconoce que falta trabajar más pero pone como ejemplo de lo que se desea hacer a la remodelación de Avenida Chapultepec. “Dejamos de tener barreras para permitir la correcta y adecuada circulación de personas, donde pueden cruzar de manera segura. El rezago es gigantesco y tomará varias generaciones para lograrlo, pero al menos estamos frenando la ocurrencia de nuevas barreras urbanas”, explica.