La jalisciense de 35 años compitió en la categoría -70 kg, la misma en la que partició en las justas paralímpicas previas de Río 2016, donde ganó oro y Beijing 2008, donde se llevó plata.
Su caso es excepcional debido a que ha podido competir en este formato, pero también en los Juegos Olímpicos convencionales; su discapacidad visual avanzó de forma paulatina, lo que le permitió a su entrenador proponerle probar para los paralímpicos en lugar de renunciar al judo, una vez que su discapacidad comenzó a agravarse a los 21 años, después de practicar el deporte convencional durante 10 años.
“En Atenas 2004, fue cuando participaron por primera vez las mujeres en esta categoría; gané el nacional convencional y rechacé su oferta, pero en 2005 ya no asistí a los torneos internacionales porque me dejaron fuera”, afirma.
Desde entonces ha sido medallista en todas las ediciones paralímpicas y también en los Juegos Panamericanos, de las cuales al menos cuatro son de oro.