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¿Qué piensan las madres del regreso a clases?

Las mamás que tenían un trabajo remunerado se enfrentaron a dobles o triples jornadas de trabajo, de las cuales sólo una era pagada, según Inmujeres.
mar 31 agosto 2021 03:05 AM
¿Qué piensan las madres del regreso a clases?
¿Qué piensan las madres del regreso a clases?

Tuvieron que pasar 17 meses para plantear el regreso a las escuelas desde que inició el confinamiento en marzo del año pasado, pese a que en un primer momento no se había contemplado la presencialidad hasta que el semáforo epidemiológico estuviera en color verde. Hoy solo Chiapas está en ese nivel, pero los centros de estudio abrieron ayer sus puertas y al menos 37 millones de estudiantes volvieron a las aulas de forma generalizada en todo el país.

“Elijo asumir este riesgo porque veo que mis hijos lo necesitan para poder volver a vivir una vida más completa”, afirma sobre el regreso a clases Aletia Salas, directora de Marketing de la bodega Monte Xanic.

Julio, su hijo menor, dejó de asistir a la escuela de forma presencial con seis años, cuando aún iba en kínder. Ahora que ya está en primaria, ha aprendido a leer y a escribir por medio de una pantalla, con todos los retos que eso implica. “Hoy de 8 años, se le ha olvidado qué es un salón de clases. Ninguno tiene motivación ya para conectarse otro día más a escuchar a una maestra en una pantalla que se siente lejana y que, cuando no entienden, no pueden avisarle porque no pueden interrumpir con otros 15 niños presentes”, dice.

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Lorena González, experta y consultora de Relaciones Públicas, asegura que haber mantenido a su hija de 11 años e hijo de 8 con educación a distancia ha sido un periodo de constante prueba-error. “Por un lado, he ahorrado mucho tiempo en traslados y todo el proceso (levantarse, vestirse, desayunar) para que estén listos rumbo a la escuela. Pero, por el otro, hubo que hacer de maestra, mamá, psicóloga, técnico de internet y ama de casa, además de tener que hacer mi trabajo profesional”, señala.

La demanda de seguimiento que requirió su hijo menor incrementó los niveles de estrés. “Para evitar altibajos en el trabajo, tuve que ser clara en decir: ‘Estoy trabajando, hagan de cuenta que no estoy’, pero es difícil cuando escuchas a lo lejos a la maestra preguntando por qué ya no ve a tu hijo en la cámara”, explica.

Salas reconoce que la experiencia ha provocado un impacto emocional enorme para sus hijos y para las familias completas que intentan sobrevivir todos los días cumpliendo exigencias laborales, atendiendo la casa y siendo el soporte al 100% de los pequeños sin ayudas externas.

“Mi mayor reto del confinamiento fue poder manejar mis tiempos y ser asertiva, entre la demanda de mis hijos en casa, hacer el trabajo del hogar y el gran reto laboral que tuvimos todos frente a la crisis sanitaria”, recuerda.

Lucia Orozco, quien es psicóloga y mamá de una niña de 4 años, asegura que los mayores retos que ella y su pareja fue que no consideran que estén capacitados para para darle la atención, el tiempo y la mejor calidad en el aprendizaje, tal como lo haría un especialista en pedagogía.

Las dificultades que comparten González, Orozco y Salas no son aisladas. De acuerdo con el Instituto Nacional de las Mujeres, las mamás que tenían un trabajo remunerado se enfrentaron a dobles o triples jornadas de trabajo, de las cuales sólo una era pagada, pero todas con un importante desgaste físico, psicológico y emocional, debido a que cerraron no sólo escuelas, sino estancias de cuidado o guarderías.

“El cierre tan prolongado de actividades no esenciales, de escuelas y guarderías son fenómenos que nunca se habían visto, y no solo han tenido un fuerte impacto económico y educativo, sino que al incrementar las labores de cuidados directos (cuidar de otras personas) e indirectos (suministro de alimentos, mantenimiento de vestuario, limpieza y mantenimiento del hogar, compras y administración del hogar) han tenido un impacto diferenciado y desproporcional que ha afectado principalmente las cargas de trabajo de las mujeres debido a los roles de género socialmente establecidos”, advierte el estudio ‘Madres Trabajadoras y COVID-19: Efectos de la pandemia en circunstancias de trabajo remoto en México’, que realizó el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

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Planes de contingencia

Para Salas, padres y madres deben apoyar a las autoridades escolares y sumarse a la responsabilidad de la escuela en mitigar lo más posible el riesgo de contagio. ¿Cómo? Limitar salidas fuera de la escuela, pero también comprometerse a tener 100% de transparencia y comunicación oportuna respecto a posibles contagios.

“Ellos en conjunto conmigo y su papá decidimos que regresar es lo que queremos como familia, respetando los momentos de todas las familias y entendiendo que no es el caso de todos y que cada contexto es distinto”, apunta. Su pareja y ella han hablado con sus hijos sobre por qué y cómo deben seguir las reglas de esta nueva normalidad para protegerse a ellos, a compañeros, maestros y a su familia.

En el caso de González, ha sido complejo diseñar un plan de contingencia fuera de su familia nuclear, porque en sus círculos más cercanos todos se muestran en contra del regreso presencial a clases. “Si mis hijos se contagian, avisaré a todos con quienes tuvo contacto para tratarse y ponerse en cuarentena, mientras ellos saben que estoy de acuerdo con el regreso a clases, pero también que soy empática con quien no lo quiere así”, dice.

Quiroga asegura que la faceta espiritual es fundamental para tener más confianza en volver y asumir este riesgo para su hija, lo cual sólo refuerza enseñarle las medidas que debe seguir estrictamente para sanitizarse.

“Ella anhela convivir con más niños y le digo que esta muy bien, pero que debe de cuidarse, sanitizarse constantemente y ser responsable con no compartir cosas y alimentos. También me ofrecí ofrecí a la escuela por si necesitan apoyo para sanitizar niños y estar al pendiente”, dijo.

Ninguna de ellas espera que el regreso sea sencillo y están convencidas de que habrá contagios, pero están dispuestas a reintegrarse a una dinámica que incluye visitas presenciales a la escuela y protocolos de cuidados.

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