“Aunque era un equipo pequeño, como cuatro personas, yo era la única mujer. Los demás eran managers de todos los asuntos que la empresa tenía en la región (Latinoamérica)”, explica. Gabriela empezó en esa agencia como asistente, pero poco a poco fue pidiendo oportunidades para crecer, porque su sueño durante 15 años fue trabajar para Blizzard, ya que siempre fue jugadora de sus materiales. Y las obtuvo. Le encargaron labores de marketing y posteriormente de relaciones públicas.
Con su experiencia, considera que entrar en la industria es difícil. “Más si vives en México y más si eres mujer”, afirma. Lo peor vino después. Concretamente, cuando se convirtió en madre. En medio de una reestructura, su jefe decidió despedirla porque, según él, no podía adaptarse a los nuevos horarios de trabajo porque serían extenuantes. Aunque ella insistió ser capaz, la decisión se tomó unilateralmente bajo el criterio arbitrario de su jefe, que se puede resumir en la frase que le dijo explícitamente en su despido: “O eres mamá, o trabajas”.
Dos años después de su despido, le ha sido imposible regresar a la industria, pese a participar en diversos procesos de selección.