Las mujeres que participaron en el sondeo consideraron que Instagram puede ser una herramienta para abordar estas normas, así como para buscar validación y comunidad. Si bien la terapia de Instagram ha sido calificada de peligrosa, ellas afirman que les ayuda a progresar en su recuperación porque pueden acceder a información y hacer conexiones que de otra manera no serían posibles.
Cécile, estudiante de filosofía, decidió buscar ayuda para su trastorno alimenticio justo antes de que iniciara la pandemia. Cuando comenzó el bloqueo, recuerda que su cuenta de Instagram estaba llena de memes sobre el aumento de peso durante la cuarentena, un factor que le causó angustia. En lugar de dejar Instagram, uno de los pocos lugares donde todavía podía conectarse con la gente, decidió comenzar a seguir hashtags como #bodypositivemovement y compartir su viaje de recuperación en sus historias de Instagram.
Cécile usa sus historias para cambiar la conversación sobre la dieta y agregar enlaces a los recursos existentes. Para ella, hacer este trabajo realmente "ayuda a las mujeres a sentirse menos solas, crea un sentimiento de solidaridad".
Émilie, una mujer birracial que vive con ansiedad generalizada, no comparte su viaje personal en Instagram, pero usa activamente el contenido de cuentas como @browngirltherapy y @letterstoblackwomen en su proceso de recuperación. Asegura que su salud mental no puede disociarse del racismo cotidiano que experimenta como mujer negra: el contenido que sigue en Instagram le permite abordar esta dimensión.
"Proporciona validación para cosas que no se tratan necesariamente en la terapia o de las que siento que no puedo hablar con las personas que me rodean".
Por ejemplo, es gracias a estos relatos que Émilie se dio cuenta de muchas agresiones cotidianas que experimentaba pero que no sabía que tenían un efecto en su bienestar.