Sin embargo, los efectos económicos de la pandemia han retrasado dos de los más grandes pendientes con las mujeres: la paridad y el acceso a instrumentos financieros, señala Calvet, debido a que las mujeres salieron en mayor proporción del mercado laboral formal y también porque, como mayores gestoras del ahorro, sus parejas también fueron separadas de sus empleos.
La proporción de mujeres que ocupan un puesto de trabajo en la industria financiera en el mundo sigue siendo baja: 1 de cada 15 personas en la dirección general es mujer, mientras que representan 67% de todo el personal de apoyo, de acuerdo con el estudio ‘Lograr un liderazgo con equilibrio de género en los servicios financieros, de la Alianza Financiera para las Mujeres, publicado en 2020.
Leticia Robles, directora de relaciones institucionales y sostenibilidad e impacto de la fintech Konfío, achaca a los sesgos de género, en primer lugar, y luego a la poca sensibilización respecto a las necesidades de flexibilidad que tienen las mujeres a que el sistema financiero haya sido masculinizado desde su creación. Es consciente de que aunque las fintech están abriendo brechas en términos de inclusión, aun se arrastran prácticas hacia este sector aún en gestación y desarrollo.
“Muchas veces tenemos que sensibilizar a los mismos directivos sobre la importancia de empujar una mayor representación de las mujeres, porque ellos mismos vienen de un sector en el que están acostumbrados a que sean puros hombres”, dice.