Históricamente, las mujeres han desempeñado un papel fundamental en el crecimiento económico de las naciones y su participación continúa siendo un factor clave para el progreso global, aunque no siempre se les reconozcan esos aportes. Por ejemplo, el trabajo doméstico, como cualquier otra actividad económica, genera valor agregado, no obstante, rara vez es retribuido, algo que por suerte estamos tratando de corregir cada vez más.
En muchos casos incluso, el liderazgo económico de muchos hogares está a cargo de las mujeres, quienes además de ser administradoras, también toman decisiones sobre gastos, inversiones y ahorros. Cada vez más a menudo suenan historias extraordinarias de empresarias exitosas, dirigentes políticas y líderesas de opinión.
Específicamente en México, en años recientes las mujeres han ocupado cargos que sólo habían sido asumidos por hombres, como las presidencias de las Cámaras de Diputados, Senadores y la Gubernatura del Banxico, donde de hecho son mayoría en la Junta de Gobierno.
Por otro lado, las mujeres también son una fuerza laboral crucial. A medida que la igualdad de género avanza, cada vez más mujeres participan en el mercado laboral, ocupando puestos en una amplia gama de industrias. Estas mujeres contribuyen significativamente al PIB de sus países y, a su vez, al bienestar económico global. Para el caso de México, cinco de cada 10 trabajadores son mujeres.
A pesar de los avances en la igualdad de género, las mujeres siguen enfrentando barreras en el ámbito laboral. La brecha salarial de género persiste en muchas partes del mundo, lo que significa que las mujeres a menudo ganan menos que los hombres por realizar el mismo trabajo. Además, las mujeres están subrepresentadas en roles de liderazgo en muchas industrias. Este tipo de problemas es consecuencia directa de otras desigualdades previas, como el acceso a educación.
Es esencial abordar estas desigualdades sistémicas. Las políticas que promueven la igualdad salarial, el acceso a oportunidades laborales y la igualdad de representación en cargos directivos son fundamentales para empoderar a las mujeres en la economía.
Así que, para aprovechar al máximo el potencial económico de las mujeres, es crucial invertir en su educación y empoderamiento. Esto implica proporcionar acceso a una educación de calidad, fomentar la capacitación en habilidades y apoyar programas que promuevan el espíritu empresarial femenino.