Para tener un mejor panorama nada como los datos duros, así que de acuerdo con datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), para finales de 2020 el porcentaje de llamadas de emergencia relacionadas con incidentes por violencia de género aumentaron en un 21.3%, en comparación con 2019, siendo el mes de abril de 2020 el más violento por la cantidad de feminicidios: 339 mujeres fueron asesinadas, 6 de cada 10 con arma de fuego. Esto significa que mataron a más de 11 mujeres al día.
Falta tanto por hacer que a veces parece sobrecogedor, las cifras de violencia física que incluso terminan en la muerte de cientos de mujeres son desgarradoras y a este número hay que sumarle la cifra negra de las mujeres que no denuncian, de las que mueren y no se registran.
Pero además de esta forma de violencia, no podemos perder de vista las otras que, por ser más “discretas”, pasan desapercibidas. Considero importante nombrar cada una, con la intención de generar conciencia, pero sobre todo una profunda reflexión sobre las veces que las ejercemos sin estar conscientes de ellas.
Así que para buscar erradicarlas, primero necesitamos reconocerlas, señalarlas y evitarlas.
Intentaré hacer un resumen de algunas de las violencias que señala la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, la ONU y algunas organizaciones.
1. Violencia física: causar o buscar causar un daño a través de la fuerza física, a su persona o propiedad.
2. Violencia psicológica: acciones que desvalorizan, intimidan y buscan controlar el comportamiento. Intimidar y amenazar no solo con hacer daño a la persona si no a su familia, hijas, hijos o seres queridos. Aislar a la persona de su familia, amistades, trabajo o estudios. Llevan al desequilibrio emocional, depresión, otros trastornos psicoemocionales e incluso el suicidio.
3. Violencia emocional: a través de críticas constantes, sutiles o no tan sutiles, minar su autoestima. Abusos verbales e insultos, celos, alejarla de otras relaciones de afecto.
4. Violencia económica: lograr que la persona dependa económicamente y a partir de esta dependencia controlar sus acciones e impedir que pueda acceder a trabajar o estudiar.